Existieron días para mi vida bien confusos y oscuros, cuando pensé haber alcanzado gran sabiduría. Mi talón de Aquiles hizo que me desplomara como la más inútil de las construcciones.
Tan solo basto que una mujer me atrapara sexualmente para que perdiese mi razón, y actuara como una bestia.
Pero antes de contar mi historia, contare una muy breve, similar a la mia:
Daniel 4: 29-37 – Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor:
El reino ha sido quitado de ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el domino en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves.
Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida. Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia.
MI HISTORIA: Recuerdo que caminaba con sabiduría y me conducía muy bien en todos mis asuntos.
Por debilidad y falta de comunión con el Dios de Israel. Decidí hablarle a la que sería mi perdición. Fue el principio de dolores y constantes aflicciones.
Entonces de la mejor manera posible, y delante del entendimiento humano creí haber encontrado un poco de felicidad. Con los días comencé a vivir el mundo inútil, y problemático de aquella doncella que envenenaba mi sangre, sin que ella misma lo supiera, sus consejos no me hacían avanzar y si retroceder.
Su idolatría y su obsesión encerraron mi vida, cual ave que ya no puede escapar, ni ser libre en medio del infinito universo. A tal punto que abrace su condición y su manera de vivir, e involucrándome en los asuntos más estúpidos de su casa; me hice semejante a una bestia que no sabe distinguir entre el placer y el dolor.
Cuando comenzó el roció de la mañana a esclarecer mi mente, las estrategias de aquella mujer elevaran la voz de alarma a los cuatro vientos. Los cuales le trajeron a su mente un sin número de estrategias, para que yo no lograra apartarme de su lado, aun cuando supiera que mi vida se conducía a un abismo sin salida.
Profetizo que un hijo mío le daría la victoria, y yo cual bestia seguía comiendo y bebiendo de los frutos de mi renegada obstinación. Sin hacer caso omiso de las pretensiones de su obsesivo corazón.
Cumplidas las semanas de su profecía, mi fruto ya se apacentaba en su ser, entre tanto yo clamaba al Dios de Israel. El cual viendo que me hallaba amarrado al mástil de la nave, y que me conducía junto con aquella hacia lo más profundo del mar, extendió su mano preciosa, y no permitió que aquellas aguas turbulentas destruyeran los propósitos, y los sueños latentes que en mi ser habitaban.
Razón por la cual el Hades no pudo enseñorearse de ellos, de lo contrario viviría la vida común de los vivientes.
Y mi fruto cual semilla celosa, que no debe nacer por mano de cualquier mujer que no sea temerosa de Dios, se condujo con pasos precipitados hacia la muerte. Entonces el grito de batalla fue mucho más fuerte, que la profecía satánica de la que se creía mi dios.
Desmayado y cansado, di gracias a Dios, mientras las aguas me conducían hasta la orilla. Al abrir mis ojos después de una vaga experiencia de dos años, pude ver a lo lejos una roca que es más alta, y más grande que yo. Entonces al inclinarme ante su majestad; fui revestido de sabiduría, y mis pies nuevamente fueron conducidos hacia la santidad.
Comprendí entonces que mi semilla seria bendita, que mi fruto ya se encontraba en el cielo al lado del Dios eterno, y que cuando el hombre escoge la mujer que su alma desea es el principio de dolores.
Que el Dios de Israel y su Santo Espíritu escogen mejor que nosotros, y que contra tales cosas no hay ley.
Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia.
Asi mismo, porque desde hace años, Alejandra es parte de la vida sabia y prudente que buscaba mi Ser.
Att, José Orlando Melo Naranjo - Bogotá, Colombia.
- Autor: orlandomagno (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de abril de 2016 a las 11:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 117
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