SUEÑO DE SEDA (PARTE DOS) RELATO

Jeovany Mikke


AVISO DE AUSENCIA DE Jeovany Mikke
Con el respeto que todos merecen, me ausentaré por unas semanas, porque estoy en arreglos de mi próxima novela, un saludo cordial para todos,

Atte Giovanni Mikke.

PARTE DOS

Jeovany Mikke

 

Así pasé muchas tardes, hacia mi tarea como de costumbre, mis padres llegaban y me preguntaban sobre mi día en la escuela, todo era normal. Una vez les comenté a mis padres que yo sentía que a las niñas de mi curso no les agradaba y que cuando yo pasaba se alejaban de mí, que había algo en mí que ellas rechazaban, ̶ ¿Mamá, yo soy fea? ̶ le pregunté una vez bajando del monte Bonne Mére, mis padres turbados al oírme decir esas palabras, se detienen bruscamente, mi padre se arrodilla al frente de mí,  dándole la espalda a las escaleras de la basílica Nuestra Dama de la Guardia. Toma mis hombros acariciándolos suavemente y me mira con una sonrisa sublime. Sus ojos cerios y de color marrón, al ser reflejados con el sol tomaban un maravilloso tono bermellón, y la sinceridad de sus palabras siempre lograron sosegar en mi algún conflicto emocional. Mi padre era un hombre muy guapo y servicial con mi madre y conmigo, muy respetuoso y educado, su nombre era Ethan Lasserre. Su rigurosidad en educarme bajo enseñanzas y valores con respecto al amor en la familia lo hacía un hombre muy tradicional. Recuerdo cada palabra que mi padre aquella mañana dijo, frente a la basílica: ̶ Es por lo de tus compañeras de escuela, ¿no es cierto? Véronique, mi amor, las personas muchas veces suelen decir cosas que no saben, yo mentirte a ti pedacito de corazón mío jamás, tu eres una gota del agua más pura del cielo, un tesoro que el mar cada mañana observa, Una de las estrellas que descansan por la noche. Jamás se deje amedrentar porque otras personas no comprenden su presencia pura y tranquila, no todas las personas son capaces de conocer a sus semejantes ni menos notar la belleza que yace del interior de nuestro corazón y que es proyectada por nuestros ojos. Cabizbaja nunca, debes buscar nuevos amigos personas de buen corazón, y yo sé que usted sabrá reconocer y mirar a las personas de corazón puro y son con ellos, con los que debe quedarse.  Recuerde que los malos deseos ajenos nunca llegan a prosperar como un benévolo anhelo. Eres hermosa y ve con fuerza, contigo cariño estaremos siempre ̶. Lloré esa mañana diciéndole que no me gustaba sentirme sola en los recreos. Mi padre me abrazó junto con mi madre. Su leve sonrisa que me daba total confianza y jamás se vio interrumpida, cada palabra que decía parecía venir de su corazón pero de una forma hermosa, a la vez haciéndome sentir segura y más firme como si creyera a siegas que yo misma podría lograr estar bien y que podía enfrentar cualquier cosa. Miramos un rato el mar y la ciudad desde el monte Bonne mére. Se puede ver toda la ciudad estando a casi quinientos metros sobre el nivel del mar, cada casa y edificio mirado desde ese monte parecen juguetes en una maqueta, la ciudad es increíblemente grande  y hermosa. También hacia el sur se puede mirar toda la bahía y  el archipiélago de Frioul y el Catillo de If en una de sus islas. Mi madre solía decir que en este monte de tiempos muy antiguos se decía que de  aquella altura se puede percibir toda la energía del mar, de la tierra, y del amor. Los barcos que antiguamente entraban por un pasaje marino entre la isla Pomègues y Ratonneau traían fortuna y alegría del exterior.   Cada vez que me sintiera triste o que algo me confundiese, mi madre decía que viniese  para acá cuando ella ya no estuviese, allí en las alturas me embargaría de fuerza.

 

También me gustaba mucho llegar a mi hogar, era muy grande, pero no teníamos patio debido a que la parte trasera era una pequeña colina. Aun así era mágica, de color rosa, una pequeña puerta de madera antigua de color café y un portón para entrar el auto, yo siempre pensé que era como un pequeño castillo. La  casa estaba al final de una calle en un punto muerto, la Rue Marignan era una calle bastante larga pero yo vivía casi al final de la calle que terminaba por un pequeño cerro. Al llegar a la esquina del punto puerto se podía mirar la basílica que parecía tocar el cielo con la punta de su torre.  No todo era tan malo, mi casa estaba en un lugar mágico y cercano al mar mediterráneo hacia el suroeste. Había ocho habitaciones en la casa, mi madre tenía un estudio donde tocaba el cello y grababa la música que tocaba, la otra era la salle á manger, había un piano antiguo, sillones y la biblioteca de la casa, esta estaba en el primer piso y la usaban para leer o recibir alguna visita, en el segundo piso estaba mi habitación y la de mi madre. Entre  ambas habitaciones había tres más contiguas, una era para guardar ropa, le decíamos armoire, otra era una habitación, de alojados o familiares y la restante era el salón de baño. A mí nunca me gustó entrar al cuarto de alojados, por un extraño sueño que tuve, un sueño que recuerdo hasta este día, o más bien creo que fue una pesadilla. Cuando niña tenía que pasar obligatoriamente por esa habitación al estar contigua entre ambas.  Desperté muy asustada cuando en el sueño yo iba al cuarto de mis padres en piyama, no sentía frio ni calor, pero estaba lloviendo y sentía que los pesados goterones que caían hacían cantar el techo. Cuando estaba por pasar por el cuarto de alojados, una luz de múltiples colores parpadeante se asomaba por debajo de la puerta, parecía como si apagaran y prendieran luces sin parar, yo estaba muy asombrada y quise entrar pensando que había algo mágico.

El pasillo del segundo piso estaba en total oscuridad y las luces se tornaban más hermosas  tomando forma. Al estar frente a la puerta de la habitación las luces parpadeantes estaban justo bajo mis pies, de una manera increíble los colores que provenían desde adentro del cuarto, componían  maravillosas figuras abstractas, los colores se combinaban y daban un movimiento ondeado como si estuvieran sobre el agua. Mis ojos pasmados en las luces no querían mirar hacia otro lugar que no fuese el piso, era como estar de pie en un arcoíris que parecía pestañar al canto de la lluvia.  Estaba muy ansiosa por entrar sentía una especie de cosquillas en mis pies como queriendo saltar y jugar, pero abrí la puerta con suavidad y lentitud.

 

AUTOR: JEOVANY MIKKE

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  • Autor: Jeovany Mikke (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 3 de mayo de 2016 a las 10:35
  • Comentario del autor sobre el poema: la segunda parte de la historia de Veronique, espero les guste, un saludo cordial a todos los escritores y lectores.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 25
  • Usuarios favoritos de este poema: Alextheblack
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Comentarios +

Comentarios1

  • David Arthur

    Un hermoso cuento bien plasmado Jeovany. Muchas hermosas imágenes me vienen a través de tus letras.
    Saludos amigo

    • Jeovany Mikke

      Gracias amigo David un gusto tenerlo por este rincón y que genial que le guste,
      un gran saludo cordial
      ¡Se cuida!



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