Junto a esta diurna inspiración,
se place un sombrío amanecer.
Se han callado las olas del mar,
y el silencio ha guardado lugar.
Los campos tomaron amarillo,
y se hizo invisible el horizonte.
Las noches se hicieron más oscuras,
y todo tomó el mismo color.
Puedo oler el salado del aire,
y contemplar las chispas en vaivén.
El tiempo corre de una forma lenta,
y en mi rostro se guarda el rocío.
Y así pasan tranquilos los días,
sin ver una rosa en un rosal.
Y tal vez encuentre aquella octava,
pero nada volverá a ser igual.
- Autor: José Esparza (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de mayo de 2016 a las 02:17
- Categoría: Triste
- Lecturas: 101
Comentarios1
Buena composición; la vida del hombre es a la par de la naturaleza.
Me gustó leerte poeta.
Saludos
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