Me drogué con tus besos.
Me hice el fuerte ante esos fármacos que me ofrecían tus labios, pero no pude resistirme.
Creía que tu boca me alejaría de la realidad para bien.
Pero no fue así.
Salté del precipicio más alto por ti.
Sentía la brisa del viento al caer en picada, esperando a que estés debajo para poder sostener mi caída.
Me corté con tus palabras hasta desgarrar mi piel y ver mi sangre.
La sangre que te entregué desde el primer momento en que te vi.
Pensé que estarías ahí para vendarme y decirme que todo iba a estar bien.
Pero no fue así.
Me ahogué en mis lágrimas, causadas por la distancia que hay entre tu tacto y mi sentir. Necesitaba que estuvieras ahí para tenderme la mano y que esa distancia se rompa para siempre.
Me ahorqué con la cuerda de tu cordura, enrredándome en la tortura que me provoca el asfixiarme sin quererlo.
Creí que estarías ahí para cortar la cuerda y dejarme caer más bajo de lo que ya he caído.
Pero no fue así.
Me bebí tus miedos creyendo que eso te haría feliz, pero no esperaba que tuviera ese sabor tóxico que acabé probando.
No eran tus miedos.
Era tu veneno.
Sentí que estarías ahí para disfrutar el verme morir por tu culpa.
Y fue así.
- Autor: Lean Ozuna (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de mayo de 2016 a las 02:54
- Categoría: Amor
- Lecturas: 59
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