Cuando emigre de este mundo,
inhumano y necesario,
quiero que me lleven flores,
las que sembramos,
en donde esté sepultado.
Que crezcan hasta el cielo,
opimo edén escalado,
con el tesón de lo luchado.
Quiero flores color amor,
sin protocolo y dolor,
cultivadas y regadas por vos.
No quiero ramos de flores,
hechos en floristerías;
espero rosas y girasoles,
que nazcan de tu jardinería.
Necesito historias y cuentos,
plegarias, odas y cantos,
que mitiguen el silencio
y animen mi rectángulo.
Antes de irme confieso,
que una vez herido quedé,
y aunque la perdono,
esa noche no la olvidaré.
Fue nefasta su actuación,
contra mi que le di amor,
y no guarda comunión,
con las alas de su fervor.
Aspiro cuando me vaya,
capullos en mi homilía,
que coloreen mi honor,
con matices de valentía.
Me despido orgulloso
por todo mi legado,
pues siempre le di amor,
en un mundo proceloso.
Allí pude subsistir,
recibiendo en mi existir,
el abrazo afectuoso,
en momentos escabrosos.
Cuando ya no esté aquí,
quiero flores de amor,
las que plantamos juntos,
sin espinas ni rencor.
Y ya para terminar,
en este mi final,
sigo siendo sin estar,
las flores de su cesar.
- Autor: Rafael Parra Barrios (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de mayo de 2016 a las 01:16
- Categoría: Amor
- Lecturas: 45
- Usuarios favoritos de este poema: Rafael Parra Barrios
Comentarios2
Inspiración de un hecho real.
Rafael, preciosos versos que emocionan
escribes muy bonito poeta,
saludos
elena
Siete año después leo tu bello mensaje, Elenas. No sé que pasó, pero en el bosque se perdió, hasta que hoy lo encuentro en la senda que decidí escudriñar, al momento de organizar mis letras. Aunque tarde, recibe mi afecto y gratitud. Un gran abrazo 🤗
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