Cuando todo se posee,
¡qué difícil valorar!,
cuando todo se ha perdido
y hay que volver a empezar
partiendo desde la nada,
sin tener a dónde mirar,
donde albergar esperanzas
de volver a mejorar,
debe ser enloquecedor,
más si nunca se aprendió
a valorar lo pequeño,
y a buscar en cada cosa
la esencia más valorada
que incluso sin tener nada
da la fuerza suficiente
para vivir felizmente
con lo básico sin más.
Cuán ricos somos ahora
incluso, hasta los pobres,
cuántas veces nuestras sobras
fueron manjares de nobles.
¡Cuánto malgasto y derroche!
sin ni siquiera encontrar
en tanto lujo y consumo
algo de Felicidad.
¿Alguien se paró a pensar,
si el mundo volviera atrás,
si de todo lo que tenemos
tuviéramos que prescindir,
y si al trabajo más duro
tuviéramos que aplaudir?
¿Realmente nuestra mente,
se preparó alguna vez
para hacer frente a posibles,
no tan lejanas quizás
situaciones que hubo antaño,
que no serían novedad,
en que un país floreciente
con un enorme poder,
de un día para otro cae
por no saber escoger,
entre vivir a lo grande
o simplemente vivir bien,
entre gastar lo que no se tiene
o reservar para mañana, ayer?.
Hemos aprendido mal,
con pájaros en la cabeza
a disfrutar de lo ajeno
porque ni la casa es nuestra,
a gastar y malgastar
y a criticar a ahorradores,
o simplemente a personas
que con buen juicio y acorde
a sus propias circunstancias
consumen lo necesario
y hacen que de lo poco sobre,
siendo suficiente esto
para ser ricos entre los pobres,
aquellos de los que antaño,
fueron pobres entre los pobres.
- Autor: Leonor Cuevas Martín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de mayo de 2016 a las 11:00
- Categoría: Sociopolítico
- Lecturas: 275
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