He notado la creciente necesidad de mirarte a los ojos,
me puse tres ajos en la vulva,
escupí odio y te seguí queriendo ver.
En un principio el mar es dulce,
amarga no es la espera de su sal,
te probé y digamos que quería seguir...
probando.
No es un alma herida la que escuchas,
más bien fueron pasando cosas a través
del tiempo de la piel o de los ojos.
Los huesos suenan y me hacen acordar
a días de lluvia porque la humedad está
presente en mis manos que rezan...
por vos.
Te visito por la noche mientras
traspaso de cuerpo
no veo como dormis
pero te veo andar por mis sueños.
Quizás esto no diga nada
a una oreja desarraigada
de tu máxima expresión
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