Reflexión para ayudar al habitante de calle y al vicioso

Hola: tal vez te estarás preguntando porque debes leer esto, yo también me pregunto porque debo escribirte.  

Ni tú ni yo tenemos ninguna obligación de tratarnos.  Solo si quieres piensa por unos segundos, como te sientes en este momento. Pues hace poco que dejaste de habitar las calles. 

Tu qué mejor que nadie puedes responderme ¿Me harías ese favor?  Si respondes, sí. Empecemos. 

¿Cómo te sientes ahora que has querido entrar a una casa, para pasar unos días bien cómodo? ¿O te parece mejor entrar a una casa para robarla? 

Pues en esta casa o cualquier otra, si deseas la puedes pasar muy bien y estar cómodo, a diferencia, que si entras a robar a una casa te ganaras muchos enemigos.

Y tú más que nadie que conoces que la vida en la calle te ha permitido; conocer y practicar muchas mañas, malicias y crímenes.

Esto te hace más astuto y quizás más manipulador.

Pero dime  ¿Prefieres caminar por las calles sin rumbo? O prefieres tomarte una aromática bien caliente, un té, un café, y después de eso, irte y acostarte en una cama bien abrigada, sin temor a que te maten?

¿Qué me puedes contestar?

 Al despertar como quieres hacerlo,  ¿Al lado de la basura, del vicio y unos cuantos policías dándote patadas? O prefieres despertar en aquella casa, y calentar tu cuerpo con los rayos de sol que pasan a través de la ventana, y después de eso sentarte a la mesa a comerte un buen desayuno? 

Cuéntame  ¿Qué prefieres? Solo te pido que me tengas paciencia, pues tengo la costumbre de preguntar.

Dime  ¿Amas  alguna persona conocida?  Lucharías porque esa persona saliera de las calles?  Alguna vez te has amado a ti mismo?  Y si crees que te amas porque te sigues consumiendo?

Ahora después de estar un tiempo en aquella casa de rehabilitación ¿Podrás salir a la calle sin volver a ella?  O quieres sentir la mirada fría de aquellos que consumen vicio a tu lado? O quieres morirte para negar que eres un cobarde?

O me vas a negar que muchas veces cuando te has rehabilitado durante un largo tiempo, has preferido volver a la calle, y consumirte en ella, y todo porque te toca responder por tu familia, porque te toca trabajar. 

Solo te pido que me enseñes lo que sabes. ¿Por qué no eres cobarde cuando robas?  Porque puedes lanzar puñaladas con tanta habilidad, y no lanzar esa maldita existencia lejos de tu vida?

Pues cuando te rehabilitas prefieres volver a la calle. Porque te das cuenta que la vida fuera de la calle de la drogadicción, está llena de problemas y dificultades.

Entonces esa llama del bazuco, la heroína y cocaína, te arrastra y te hace sentir feliz.  ¿Pero realmente eres feliz? No se trata de los demás, se trata de ti. Perdóname por tantas preguntas y por juzgarte. Pero contéstame.  ¿Si las personas que en el fondo amas se mueren, qué harías?

¿El tiempo perdido te las devolverá? ¿Cuantos años has perdido?  No te das cuenta que tus hijos son ahora los hijos de otros, porque lo quisiste.

Que tu madre y tus hermanos han vivido ese mismo infierno. Tu a nivel físico y espiritual, y ellos a nivel espiritual. Pero no pienses en ellos. Piensa en ti. Si la vida te quedo grande es tu problema.

Pero no utilices a las personas para que te tengan lastima. Solo te puedo decir, que me perdones por meterme en tu vida pues no soy nadie. Pero siempre que vayas a prender la pipa o a consumir vicio, piensa que tanto te amas.

Si eres un cobarde o un valiente. O si esa pipa es mejor y más valiosa que tu vida, no pienses más en los demás, piensa en ti. Piensa en ti.  No trato de acostumbrarte a la comodidad de las cosas, solo deseo que pienses en ti. El día que botes tu pipa, y dejes de arrastrar las calles, podrás llamarte, un vivo, un astuto y un mañoso, que supo comprender su propia vida.

Y si lo intentas e intentas, entra a una habitación sin que nadie te vea, llora y suplica, ruega e implora a Dios, para que su hijo Jesucristo, te liberte para siempre, y si lo haces con fe y sinceridad, serás libre. 

José Orlando Melo Naranjo, Bogotá, Colombia.