Ella lo observaba, pero no se atrevía a encontrar sus ojos con la mirada y él trataba de disimular. Trabajaban juntos desde hace algunos años. Siempre le llamaba la atención ese escritorio otoñal, donde las hojas, desordenadas, estaban por toda la superficie. No eran ocres, aún, pero olían a añoranza. Él siempre escribía, porque de eso se trataba su profesión, pero a ella le llamaba la atención que algunos papeles, ordenadamente, siempre terminaban depositados debajo de la misma pila. Una tarde, luego de la tarea cotidiana y aprovechando la ausencia de su compañero, se decidió. Tomó algunos de esos papeles, los escondió entre sus ropas y fue al excusado. Al comenzar a revisarlos se dió cuenta que todos estaban en blanco. Salvo el del final. Como pudo, temblorosa por los nervios y la ansiedad, lo pudo traer al frente. "Si me estás leyendo, quiero decirte que me gusta que me observes, pero aún más el color de tus ojos. Ver es algo más que mirar. Ver consiste en advertir los detalles. Y yo me perdí varias veces en la belleza de tu mirada y tu no me encontraste. Hasta hoy".
- Autor: SRP (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de mayo de 2016 a las 00:08
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 25
Comentarios1
He disfrutado mucho tu cuento, el final fue muy poético. Saludos.
Muchas gracias por dedicar parte de tu tiempo en leerme y por tu generoso comentario.
Onelia es una gran poeta, para que aquellos que no la hayan leído les dejo el link, de para mí, uno de sus mejores poemas, http://www.poemas-del-alma.com/blog/mostrar-poema-369505
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