Toda vez que el viento deja su vestido tirado en la tierra,
despojándose, cual serpiente de su piel, abandonándola por tu
jardín, preso por las rosas en noche de luna llena,
yo lo tomo en el silencio para cubrir mis fríos,
sentir la fragancia de tierra mojada de lluvia, una lluvia que lava
heridas y borra el dolor, sentir la brisa del mar que cubre mi pelo de
trasparentes esferillas, solamente para sentirte cerca, muy cerca
pegado con mi piel y te respiro…
Y te amo en silencio esperando que tu nueva vestimenta me abrace
sólo a mí y de un brinco alcemos el vuelo sobre húmedas copas de
los bosques entre blanca, densa niebla, entrelazados nuestros
cuerpos, los labios unidos con frenesí de amantes cobijados donde
tú quieras, en todo lugar, aquí y allá, donde tú quieras.
Esperando… llegue el momento, de amarte hasta el final de los
tiempos.
Shedar
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