Esta, la casa en que vives, no es ancha ni delgada:
sólo delgada como un cabello y ancha tal vez como la aurora. (J:L:M)
Con la esperanza renovada, renace
último basteón defensor de lo víivido
cruzando la otrora vacía casa
aparecí como quien aparece
tras unas vacaciones
tras una pausa afligida
de una ruta o incógnita acabada
En la mesa; el té servido
en el sofá, su oriental aroma
de las gatos perdidos pelusas
y las huellas de un Terrier pequeño
fiel amigo, la risa de dos niños
permanece suspendida en el vacío
que es un espacio, entre el vapor
de la cocina aparecí dispuesto
como quien vuelve del trabajo
tras cargar con la tarde y el resto
de los días, los escalones aun estaban
ahí tibios y marcados de energía
Dejé mi morral sobre la silla
subí doce escalones sobre una referencia
de base y altura, crucé el portal de los amantes
de espaldas caí ultimado; soñé
Soñé que estaba en un sueño
enclaustrado en la casa vacía del tiempo
domesticado, un hombre y su familia
extranjera en dominical paseo
"el hombre es un lobo, luz de sueño
cuando arremete al cuello ajeno enmudece
bajo las rutas en lo alto, coordenadas sobresalen
del encuentro del hombre consigo mismo"
- Autor: Santiago Miranda ( Offline)
- Publicado: 20 de mayo de 2016 a las 20:24
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: eibaoga
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