Bella niña, por amores
atravieso el mar;
y para dar agua a mi caballo
en la mañana de San Juan.
Mientras bebe el caballo
se oye un dulce cantar...
Miralas, casi todas las aves del cielo,
se paran a escuchar...
caminante que camina
olvida su caminar,
pescador que pesca
tira los peces al mar.
Es vuestro ese bello cantar,
que en su triste penar,
hace a quién lo pueda oir
morir de amor
de ese tan dulce sonar.
Por esa voz niña,
pido a Dios que junto a ti
me han de enterrar.
Él, murió a la media noche,
Ella al cantar de los gallos.
La entierran en un altar,
a él, unos pasos más atrás.
De ella nació un rosal blanco,
de él nació un espino albar;
Crece el uno, crece el otro,
los dos se van a juntar;
las ramitas que se alcanzan
fuertes abrazos se dan
y las que no se alcanzaban
no dejan de suspirar.
Un mujer, llena de envidia,
a ambos los mandó cortar;
y el jardinero que los cortaba
no cesaba de llorar;
De ella naciera una garza,
de él un fuerte gavilán,
juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan a la par.
P.M. Pedro Monroy Gemio
- Autor: Pedro Monroy Gemio (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de mayo de 2016 a las 03:25
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 48
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