Porque es preciso mantener
la llama,
ha de vencerse su fiereza.
Devoran
cuanto encuentran a su paso.
Caen
incesantes las hojas
y clavan dentelladas mortales
mientas sonreímos indefensos.
Los besos duermen
el letargo de la enorme
velocidad de partida.
Amarillea
el candil y un día
nos damos cuenta
que los versos son sólo líneas,
frases.
El cúmulo de horas
nos estrangula las venas;
recuperar las caricias
se convierte en cruzada
contra el fiel deslizamiento
de las arenas del
reloj.
Si se agotara la llama
¿qué sería de nuestros antepasados?
De aquellos
que ocuparan versos de amor
eterno
en la primera fila
de la lista de los principales.
Aunque no haya ojos que reflejen
y los bellos no se ericen
al contacto de la piel,
saludemos
la presencia del fuego interno
que surge semiesporádico
para evitar víctimas
por congelación.
- Autor: J.R. Infante (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de mayo de 2016 a las 15:50
- Categoría: Amor
- Lecturas: 22
- Usuarios favoritos de este poema: nelida moni
Comentarios3
Es así es preciso, agrego casi un fundamento
Saludos
Nélida
Gracias, nelida, por tu visita y por dejarme tu opinión.Saludos
Hermoso,que versos,me gusto.
Saludos.
Gracias por tu visita y por supuesto me agrada saber que te gustó. Saludos
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