Te he amado libremente como un águila o un cóndor que vuela
con sus alas pretendiendo alcanzar el cielo azul donde te puse.
Has sido mi coloso, el héroe y el mago de mis sueños de juventud.
Te adoré y convertiste, en realidad mi deseo de entrar en la Ilíada.
Pero, has querido morir y matarme por tu amor, en la víspera…
¡Cuando el amor es real no hay fronteras que impidan su florecer!
Siempre me sentí como una eterna crisálida en la dulce espera.
Te aguardaba a ti y aún no lo sabía, era imberbe en mis sentires.
Estuve deshojando las margaritas imaginarias y te anhelaba…
Un día de la nada te apareciste con tus largos tratados del amor
y comprendí que eras tú, el que con su verbo me hipnotizaba.
¡El amor llega sin avisar debes estar preparado para recibirlo!
Cuánto miedo hubo en mi ser atardecido por la desdicha.
No creía, pero hice castillos en las montañas más altas con la
ilusión de estrenar mis alas e ir en pos de tu confusa alma.
Quería conquistarla para mí, con la fiel promesa de una entrega total.
Nunca me arrepentiré de haber recorrido valles, ríos y mares, por ti.
¡Nunca te arrepientas de amar con la intensidad de tu alma!
Te busqué y te encontré, eras lo que había imaginado para mí.
A tus pies caí postrada cual esclava que se inclina en reverencia
ante el que considera, por derecho, su Señor y el amo de su amor.
Muy clara he estado de las celadas que me pondría la vida, pero
nada me detuvo en la idea de hacer de, éste, mi sueño, una realidad.
¡Ten presente que tu corazón no miente, mienten tus miedos!
Contigo no me fue posible el orgullo, el odio o los llamados rencores.
La paciencia y la comprensión me revistieron y, sin darme cuenta,
era otra mujer, una desconocida que me arrastraba en la perplejidad
de mi trastocada razón, esa que se tornó dócil, ante la irremediable
presencia del amor otoñal y mágico, ahora transmutado en primavera.
¡Cuando se ama de verdad sólo hay espacio para la nobleza!
No te dejo, tú te vas conmigo a vivir en mi castillo de sueños pueriles.
Allí reinarás, como el príncipe que eres, el que por los siglos esperé.
No seré la Cenicienta o Blanca Nieves, soy una mujer que se abrazó
a tu pecho y besó tus labios, para quedar hechizada por el amor que
su alma forjó y recreó en sus días de recuerdos y poesías eternas…
¡El amor verdadero es una cadena invisible, indisoluble y eterna!
Raiza N. Jiménez
- Autor: Rainajim (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de mayo de 2016 a las 10:38
- Comentario del autor sobre el poema: Buenos días... Espero les guste... Un gran saludo. Raiza
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 66
Comentarios4
Muchas felicidades para todos los cumpleañeros...
Un saludo,
Raiza
Raiza, te estás convirtiendo en la dama de la poesía. Abrazos.
Samuel, buenos días...Gracias por ese nombre..jajajjaja. ya quisiera yo...Saludos.
Es bella alegoría al amor que se queda en lo mas intimo y ahi florece cual flor rara de nagapushpa.
fabian alirio...agradecida por tus comentarios...Gracias
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