Cuando el sol se apaga
se encienden los instintos reprimidos
La libertad que nos roba el día
es devuelta de noche en su justa medida
La insufrible monotonía
se transforma en vesánico apetito;
elixir que penetra en las venas
y acelera nuestra osadía
Los dioses duermen cobardes
para no ver en nosotros sus errores,
para no tener que juzgarlos.
Por eso de noche no existen pecados
tan solo actos mal interpretados
o deseos por fin realizados,
que al llegar el día pierden su encanto.
Así, al amparo de la noche,
lo imposible se vuelve probable
y lo prohibido, indispensable
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Autor:
carlos obeso (
Offline) - Publicado: 31 de mayo de 2016 a las 14:05
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 38
Offline)
Comentarios1
Precioso...me encantó..un abrazo.
Paola.
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