A través del vidrio, la ciudad late
con sus propias urgencias
personas y vehículos
mueven sus destinos.
En tanto una paloma
parada en la cornisa, mira
como un suicida inminente
que calcula el salto final.
Apuro el café
y cuidadosamente miro
quizá por última vez
la ciudad... y mi vida.
Como esa paloma
parado en la cornisa
como un suicida
miro a la gente llevar sus destinos.
El vértigo, invade mi razón
y me aferro al espanto
a la fuerza de vivir
a esa paloma, que regresa.
A mi lado, me mira
y los dos miramos
a la gente, abajo
cada una con su sombra.
Arriba un cielo...
sin nubes, azul
infinito de medidas
fuera de escalas.
La paloma me abandona
con seco ruido de alas
y yo regreso
a tomar otro café.
- Autor: Esteban Couceyro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de junio de 2016 a las 10:31
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 22
Comentarios2
Observar, como el tiempo pasa y la gente tambien, eso es contemplar el universo humano que buscan cada dia sueños amores, desdicha, encantado de leerte amigo Mario. Abrazos-
Asi es, en este caso el protagonista, rescata su continuidad al cambiar su punto de observación y la comprensión de su propio reflejo de vida.
Un abrazo
Esteban
El pesimismo, interfiere con la belleza que describe el cielo sin límites, hasta esa paloma que despliega sus alas y vuela.
Dile a tu musa que se anime pues hay riesgos que se deben correr.
En la esperanza de un soleado día te saludo con ilusión.
Ciertamente, el pesimismo del personaje encuentra en el punto de observación de la paloma, una diferente visión de la realidad, dónde él mismo se nota en la simpleza del conjunto.
Y como todos hemos hecho alguna vez, regresamos y tomamos otro café...
Parece que aún está el sol, tímidamente presente.
Esteban
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