En el ocaso de mi juventud, ya más en el alba de mi madurez, atravesaste súbitamente mi oscura soledadad, cual rayo de sol por las ventanas en una mañana primaveral de mi amada Cartagena y así darme luz para siempre.
Pero cuan ignorante y descuidado fui, al dejar pasar tanto tiempo. Y después de muchos amores y desamores, tomar conciencia solo hasta ese día, en esa particular mañana fría de otoño, en la nostálgica Buenos Aires, allí, parado sobre mi corazón en aquella esquina caótica, mientras te despedias de mi con tu sensualidad natural y tu sonrisa de princesa. Justo ahí Me asalta aquel sentimiento que me atraviesa el pecho como una daga y que logro descubrir solo cuando veo alejarte, con tus cabellos angel alborotados por el viento.
La fortuna de ese descubrimiento no fue la clarificacion de que te amaba. Sino, que te amaría cada segundo por el resto de mi vida.
Comentarios1
Que lindo es leer a la gente enamorada una se va llena de amor de esos muros, saludos
Gracias por leer
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