Porque cada vez que escucha la brisa pasar,
piensa en todo lo que en su vida tendrá.
Sabe que todo lo puede lograr,
incluso de los errores aprender a volar.
Todo lo que puedes sentir en tu piel
ella lo oculta tras cristales de hiel
reflejando en ellos la claridad del día
tan claro, como que su corazón latía.
Pues no es más que un ángel caído
en este oscuro, desierto y gran baldío.
Ella duerme, y despierta soñando que todo ha cambiado.
Al cerrar sus ventanas su sueño se oscurece
rompiendo cristales en mil pedazos,
lastimándose en un dolor que no merece.
Su mente le dice que las heridas no sanarán,
más su corazón protesta en que su mente trabaje demás.
Hay gracia en las lágrimas que corrieron por sus mejillas
porque fueron testigos de la riqueza de los cristales que escondía.
Cada día, cada hora, tratando de convertir todo a bien,
que convencía a más de cien.
Secretos guardados por cristales de sollozos,
que cuando salieron sólo pude ver, el mundo a través de sus ojos.
- Autor: Graciela Rivas ( Offline)
- Publicado: 4 de junio de 2016 a las 14:24
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 72
- Usuarios favoritos de este poema: Alejandro Bach
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