Qué bien yacen las palabras sobre las rocas,
lucen frescas con ese conjunto abyecto que cuenta mis grandes pesares.
Casi como sí fuese una maldición eterna
pronunciada por una especie de brujo sobre almíbar de una joven criatura;
profundamente envuelta en esta díada perfecta,
la dicha de unos días y el pesar de otros
así simultáneamente hasta el resto de sus días.
Un estado fehaciente,
que sí me resucitan,
que sí logro resucitarme,
o que sí muero,
que sí logro morir dentro desde exorable momento.
Es ímprobo,
inextricable,
las palabras de mi epitafio,
sí no es condena entonces es destino
y que este alma marcesible
consiga la cura para su pronta metástasis.
"¡Que vuelva!"
"¡Que vuelva!"
fueron sus últimas palabras,
y el epitafio,
ya escrito.
- Autor: Andrea León Hernández (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de junio de 2016 a las 17:46
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 44
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