El álamo se disuelve
al trasluz de la tarde.
Una inmaculada luz celeste
lo envuelve y lo acecha.
Sus ramas desgajadas
y reverdecidas,
sucumben lentamente
ante los rigores de la pradera,
del otoño... que lo excita.
En sus desgarbadas hojas de armiño
el triste arroyo que lo anuda
se deshace... en su pureza,
Noviembre se deshila hilo a hilo,
y entre acordes
melancólicamente derramados,
el álamo de fuego
herido de azul...
impúdicamente nos seduce,
en el invierno deslucido,
de sus aguas de diamante...
y cristal... ajado y triste.
- Autor: pani ( Offline)
- Publicado: 16 de junio de 2016 a las 12:38
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 52
- Usuarios favoritos de este poema: Edmundo Rodriguez, nelida moni, Lebusla, María C.
Comentarios2
Triste, muy triste se queda el
álamo, desvencijado y ajado
queda quieto y callado.
Muy triste repito, pero bello tu escrito.
Un abrazo
Muchas gracias mi noble amiga...
Otro de tus poemas que me gusta.
MUY AGRADECIDO...
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