**~Un Reloj sin Horas - Cuento~**

Zoraya M. Rodríguez

Un Reloj sin Horas

 

En medio del océano desértico, entre la ruta del Mediterráneo existía una isla llamada Juner. El tiempo era sin reloj, ni temperaturas ni fechas. No existía ni un reloj de arena. La incógnita o misterio de la isla era un surfer llamado Diente de Oro. Este surfista era un dilema reconocido para todos los integrantes de una secta cerca de la playa Hocinuco en el Mediterráneo. Y nadie sabía, que era un hombre muerto, regresado del más allá, para hacer valer la honra de su amada Letuca. La historia dice que en Juner no sabían ni la hora que era, porque no existía el reloj ni el tiempo. Letuca era una muchacha sana, con ilusiones de salvar a su familia del extremista y revolucionario Los Demoledores. Ella, quería sentir la libertad, en ser libre como su padre el guerrero viviente de la guerra Sin control que fue marcada cuando el nivel del mar fue más alto. No había tiempo ni horas, sólo llevaban el tiempo por la naturaleza fija. Letuca era tan buena, dulce y amorosa. Un día, se enamoró perdidamente del Diente de Oro, un surfista de la playa Hocinuco. Él, visitaba una secta maravillosa y alucinante en la playa como cuando brillaba el oro bajo sus aguas cristalinas. Y él, en su carácter de huérfano, se llamó el Diente de Oro. Letuca era bella, hermosa para sus años primaverales, no había tiempo ni años, sólo se llevaban por la hermosura de su rostro jovial. Un día, el Diente de Oro, salió a visitar a la mar en el Hocinuco. En medio de la ola gigante que alcanzó con su tabla de surfing y no se percató del tiburón más grande de la playa, llamado el “tiburón sin diente”, después de lo ocurrido, lo llamaron así. Él, forcejeó tanto con el tiburón que le dejó heridas y lo hizo desaparecer entre las aguas verdes y cristalinas del mar Hocinuco. Pero, lo que no se percató el Diente de Oro, fue que en su brazo izquierdo entre las heridas punzantes y sangrantes, el tiburón dejó un diente. Por eso, él se llamó con el apodo del Diente de Oro. Y lo lleva colgado en su pecho. Le llamaban “el hombre muerto o el Diente de Oro”. Porque nadie salía vivo del mar cuando atacaba “el tiburón sin diente”.

Letuca, una noche, sale en busca de víveres y comestibles para su padre que estaba enfermo. Los Demoledores llegaron a su casa a preguntar por ella, y su padre los engañó. Les dijo que Letuca se había ido lejos de la playa Hocinuco, para que fuera realmente feliz.

El revolucionario temió por la vida del anciano, cuando el extremista cayó encima del viejo acechándolo, porqué la dejo ir sola. En cuanto, llega la muchacha a su casa, el viejo le dice todo a Letuca. Y ella, como dócil y buena muchacha vá en busca de libertad y buena suerte para ella y su familia. Busca a el Diente de Oro, que lo llamaban “el hombre muerto o Diente de Oro”, para que se enfretara a Los Demoledores y que a ella y a su familia los dejara en paz. Por primera vez, el Diente de Oro, siente en su corazón una fuerza extrasensorial, cuando vé de cerca a esos ojos negros y de pálida piel, con esos cabellos negros como el ónix. Él, era cultivador de piedras hermosas de la playa translúcida el Hocinuco, le regala un dije de ónix, por ver tan sensuales ojos negros. El Diente de Oro, hace guerra con Los Demoledores, que hacían tanta maldad en el pueblo de Juner. Los atemoriza con el tiburón, porque los acerca al mar donde fue atacado por “el tiburón sin diente”, y se dice que no han vuelto por el pueblo de Juner más.

El pueblo sin tiempo, ni horas, ni años, ni estaciones, ni minutos ni segundos, lleva a cabo un infierno total con “el tiburón sin diente”. Éste mamífero se lleva todo lo que tiene en el mar, los nadadores saben de la existencia de este animal en aguas cercanas a el Hocinuco. En Juner, se vé el temor atemorizante de nadar en estas aguas, y el Diente de Oro, se vé obligado a detener tantas muertes por “el tiburón sin diente”. Se enfrasca una osadía en la playa Hocinuco, para acabar por todas con “el tiburón sin diente”. “El hombre muerto” hace una cofradía de hombres como él, fuertes, valientes y decididos. Una mañana deciden hacer una enorme red para atrapar a “el tiburón sin diente”, en aguas del Mediterráneo que acaba con la vida humana en las orillas de la playa Hocinuco. Los hombres pelean, distribuyen enormes anzuelos, gigantesca red hasta lograr acabar con “el tiburón sin diente”. En el pueblo de Juner, no hay un reloj existente, pero, cuando terminan con “el tiburón sin diente”. Letuca se da cuenta que nunca había pasado el tiempo en el pueblo de Juner, sin un reloj sin horas………………………….

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  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 17 de junio de 2016 a las 00:05
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 24
  • Usuarios favoritos de este poema: Lincol, LPawx, nelida moni
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