Otro día que acaba lejos de ser el primero,
y cada vez más cerca del último…
Tal vez muera hoy, tal vez abra los ojos al amanecer
¡pero sus voces no callan nunca!
Cada media noche el ensordecedor alborozo de voces
me hace retorcer hasta adentrarme a la negrura de mi habitación y los veo...
Están allí al otro lado de la cerca,
que separa el inicio del valle boscoso detrás de mi casa.
Los veo, mientras oscilan de un lado a otro entre bramidos infernales.
Despacio me acerco a la ventana de mi habitación;
y me observan fijamente,
con esas fosas que alguna vez fueron ojos...
Ojos. Como oro pulido que desgarran el alma
bajo la luz gélida de la luna.
Me esperan, esperan reclamar venganza.
De sus manos pútridas
y cuerpos corruptos por larvas maligna,
de sangre seca y piel mortecina.
EL señor guarde mi espíritu de sus fauces,
que susurran un zumbido tan grave
como las trompetas de lucifer.
Y los alisios del norte
vibran sobre el pastizal donde retozan,
sus cuerpos
¡jajajaja!
Lo sé,
Ya lo constaté.
El señor Ramones,
la señora Burgos
y sus hijos Max y Zoe.
- Autor: El cuenta Historias (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de junio de 2016 a las 13:27
- Comentario del autor sobre el poema: Este es el inicio de una serie de poemas narrativos, espero les guste. Continuará...
- Categoría: Gótico
- Lecturas: 59
- Usuarios favoritos de este poema: Edmundo Rodriguez
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