Andaba perdido y me encontraste. Una visita fugaz, te trajo hasta aquí. No te esperaba. La Bodega quería poesía. Y los turistas también. Años después del último acto, el lugar estaba como entonces. Las luces se reflejaban en tus ojos y parecían más grandes. Eran dos lunas negras en territorio babeliano. Los idiomas se mezclaban, como las cepas. Malbec, merlot, rosé, Cabernet. Ruso, Francés, Italiano. Y las palabras acompasaban los ritmos del jazz. Me alcanzaste tu copa para que pueda beber y cataste el vino de mis labios. Como la gran sommelier que eres, no te bastó con un sorbo. Fue uno, después otro y otro. El resultado final estaba marcado en tu rostro. Porque era el mismo que la última vez. Ese de las despedidas. Y yo, aprovechando la velada, me apropié de palabras de Galeano para susurrarte al oído: "Iba a decirte: no me abandones. Pero te digo adiós".
- Autor: SRP (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de junio de 2016 a las 21:44
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 39
Comentarios1
Un adiós y varias copas de más.
Original tu poema. Un placer leerlo. Veo q de vinos sabes bastante.
Cariños
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