Yo sé que están ahí:
son mi colección
me hacen sentir orgulloso.
Igual que las más preciadas gemas
cada uno tiene su valor
y también cada uno
ocupa su lugar.
Hay perlas,
diamantes,
piezas auríferas
en las cuales han sido engastadas
las más relucientes esmeraldas.
Son mis amigos,
a todos los amo por igual.
Incluso a aquellos que no estuvieron
cuando la debacle se me vino encima.
También hacen parte del preciado botín,
dicho sanamente desde luego:
aquellos que posaron frente a mí
con un marcado aire de ojeriza.
Amigos míos:
los fieles y los que no lo han sido,
no tengo nada que perdonaros,
cada quien juega su rol,
el capitán debe hundirse con su barco
después, obviamente,
de haber hecho lo posible
por salvar a los que llevaba a bordo.
Y mi corazón, mi cerebro...
qué sé yo:
mi íntegro ser
se ha derrumbado varias veces
y también se ha levantado todas esas veces
con vosotros ocupándome entero
Para terminar os afirmo:
Vosotros, sin discriminación,
Habéis sido mis maestros.
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino
- Autor: Condorandino (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de junio de 2016 a las 00:59
- Comentario del autor sobre el poema: A través de estos versos, concebidos en el género libre, inclinándome en algunos pasajes a la prosa, pongo de manifiesto el perdón como el más sobresaliente rol de la condición humana. Si no lo ejercemos con vocación, entregándolo sin ninguna contraprestación, estamos entonces negando nuestra esencia, la de ser raza superior e inteligente. En el perdón elaboramos el ejercicio de la compasión conjugándola con la misericordia... es el amor verdadero, el que se pone de manifiesto. De esta única manera nos evitamos tanto odio, el mismo que conlleva a todas las guerras.
- Categoría: Perdón
- Lecturas: 60
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