Pequeña carta de negación.

No comenzaré con formalidades, no me interesan, sólo dime: ¿qué me has hecho? ¿Por qué oigo tu voz cuando el viento sopla? ¿Por qué veo tu rostro cuando cierro los ojos? ¿Por qué al pensar en tí mi corazón comienza una rutina de baile? Es más, ¿por qué pienso en tí?

No deberías estar en mis pensamientos, no deberías haberle enseñado a mi corazón a bailar; no puedo permitirme sentir. No debe haber ese tipo de sentimientos en mí, se supone que soy inmune a tu sonrisa.

Acaso... No. No, me niego a creerlo, debe haber una equivocación, el diagnóstico debe ser errado. No puedo estar enamorada. No puedo.

Sin embargo, cada ves que sonríes, que tomas mi mano, que me pierdo en la belleza de tus ojos hasta el rincón más triste y gris de mi ser se ilumina. Todo es hermoso, oigo aves cantar, veo un arcoíris, un precioso cielo azul, un nuevo amanecer, un hermoso futuro a tu lado. Eres como una pequeña llamarada que prende todo un bosque, eres un poco de irrealidad en mi vida, a tu lado no cesaría de soñar, contigo jamás habría monotonía ni aburrimiento. No sé si eso es amor, pero sólo quiero que te vayas.

No quiero flores que morirán, ni recuerdos que se romperán, tan sólo quiero que dejes de atormentarme; si es necesario llévate mi corazón, porque, te puedo asegurar que nadie, ni siquiera yo, podrá arrancar tu recuerdo, por eso llévatelo.

Devuélveme a mi estado original, como estaba antes de que aparecieras en mis sueños, llévate tu luz, tu arcoíris, con la olla de oro y el duendecillo, tu rocío fresco, las amapolas; llévate el canto de las aves y tu candor. Regrésame el cielo oscuro y nublado; la tormenta, prefiero eso que tu dulce alusión que me abruma, que tu maravillosa forma de ver la vida, tu deleitosa voz, tu rostro tierno e inocente.

Vete antes de que no pueda soltar tu mano.
Vete antes de que cierre la puerta con candado.
Vete antes de que ya no pueda vivir sin tí...

Atentamente: 
Tu eterna atormentada