No todos mis escritos son poemas, y no todos mis poemas están registrados. (safeCreative) Por lo tanto, son regalos de mi alma para ti. Úsalos y medítalos sabiamente. Black Lyon
Corrúpta... Llena de ignominia,
visceral te acercaste,
la colisión era inminente,
evisceradora,
la ponzoña del escorpión inoculaste.
Fatua, deslindada de todo.
Proferiste blasfemia a mi alma,
alma mía, acongojada quedó.
El estupor llenó mi corazón,
y la sangre noble,
sus canales bifurcados regó.
La titánide despertó,
arremató contra mi alma.
Acto seguido, cuál coloso desperté,
y al blandir mi gladius, me le enfrenté.
Pronta, acertó un buen tajo a mi costado,
su fuerza era mayor que la mía.
Alzando mi rostro, noté mi espada en el suelo.
Forcejeamos, brazos contra brazos.
La fuerza bruta, sacudía las pequeñas aldeas,
que circundaban el entorno.
Tierra y azufre,
polvo y truenos.
Entre la batalla,
a muchas personas,
arrastrámos.
Sin embargo,
el portento de su caída,
enorgulleció mi alma.
La bestia había sido derrotada.
Puse mi pie sobre su pecho,
obligándola a rendirse para siempre.
Sin embargo, de sus labios brotó,
la blasfemia que la convirtió en anatema.
Y dijo la titánide: ¡Ya no te amo!
Aunque ganador y victorioso,
del cronos, recuperado.
Sentí una lanza,
bien acomodada,
dirécto al corazón.
A lo cuál respondí: ¡Anatema!
¡Anatema tú y todo tu maldito clan!
¡Que sea testigo el cielo y el creador,
de que hoy en adelante, para mí estás,
mas que muerta! ¡De hoy en adelante,
cada vez que escuche tu nombre,
maldeciré a su portavoz!
¡Que el suelo que pises sea maldito!
¡Que seas entregada al enemigo!
¡Que tus días contados estén!
¡Que tu preciada juventud, pronta
se convierta en vejez!
Y aún, en mí agonía,
y aún en tú agonía,
anatema serás,
tú y toda tu estirpe.
¡Pues tu sangre está mancillada!
sangraste un linaje real,
y has hecho un favor a mi linaje.
Aunque, desgraciadamente,
otro León, de mi clan,
de una doncella de tu familia,
esté enamorado.
Consejo se hará,
sus rencillas han tenido.
Sin embargo, respondémos a un código de honor,
y sí no es respetado,
aquella sangre noble será recolectada.
Y así fue,
los leones se reunieron.
- He aquí, hermanos míos, que vengo con una queja.
Rodeando el mundo estaba, encontré una titánide y me
enamoré. Sin embargo, ella me traicionó.
Sangre mía cayó al suelo,
sangre mía se enardeció,
sangre mía os ruego ecuanimidad y consejo.-
Los otros leones se miraron, y me dijeron a unísona voz:
- ¿Qué le habeís dicho?-
Respondí una vez más a mis hermanos:
-Anatema, anatema, anatema.-
El consejo aceptó.
De ahora en adelante, anatema será,
tal cuál lo has mencionado hermano,
ante nuestras leonas, enemiga será,
ante nuestro hermanos, prohibida y maldita será.
Aquél león que osara regocijarse con el abrazo sexual,
con cualquiera de su estirpe, de seguro morirá.
Pues no hemos venido a confabular con las bestias fatuas,
hemos venido a superar la existencia.
No podemos permitirnos de que un león perezca solo.
Pues solo se forjó, y trabajo costó unirse a la manada.
Mientras exista un León, no faltará apoyo.
Exclamé:
¡Nemea!
y unísonos respondieron:
¡Axios!
Condenamos a toda esa estirpe al tártaro,
y desde aquél día,
no se ha vuelto a saber nada de ella.
BL.
- Autor: Sir. Black Lyon (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de junio de 2016 a las 05:33
- Comentario del autor sobre el poema: Aunque surrealista y lleno de citas mitológicas, es una versión de como son las peleas maritales, como es que termina todo mal. De como, dos personas pueden arrasar literalmente su entorno.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 59
- Usuarios favoritos de este poema: Elmer Godoy
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.