Abrazo frente a la puerta del infierno de Auguste Rodin. A.V.H

Perceptible debilidad grave de tus abrazos,
incapacidad de movimientos voluntarios
es automática mi respuesta a tu cuerpo
cuando se acerca al propio
como espejo respondiendo
sin resistencia a lo que quiere,
quiere el calor absoluto de tus brazos
y la cuna de tu pecho
que ahoga tristezas
porque mi piel te desea,
siempre lo ha hecho.

Abrazos matutinos,
abrazos vespertinos,
los que sean pero que no se extingan
que nunca me suelten
que nunca sea el ultimo
salobre a despedida.

Bastante puede hacer tu cariño
a las lesiones ardorosas
vagabundas de mi corazón
cada vez que cierras por mi espalda
con tu luz, amor y esperanza
la puerta del infierno que frente a mi se alza.

La puerta del infierno
carcome al que llama,
matan al que quieren
saborean como postre miles de infieles
desahuciados y perdidos cuando el corazón se hace invisible
hasta desaparecer por ser absorbido
de luz negra irradiada a los ojos del otro lado de la puerta.

!Aléjame! !abrázame! !extiende tus alas
para ocultar de mi vista la entrada al báratro!
sellando con tu abrazo mi rumbo al paraíso.