No sé qué más hacer a este corazón
que tras mirarte se ha tornado
quimérico y terco.
En vano ha sido intentar convencerlo,
imprecarlo, exhortarlo y reprenderlo.
Le dije que eres flor montesa,
camino desvaído,
sueño serpentino,
veneno hospitalario y
aurora sin justicia.
Te descifro:
eres quien desbarata ilusiones
apenas asomadas al abismo.
Mas el, se arremete en la plaza,
se escuda en los marasmos,
no mira el silencio de los desamparados,
las ramas sin techos ni las
obligaciones estancadas.
Permanece embadurnado en los comienzos,
en eras deshabitadas,
en viñedos de contertulios y
en cementerios de ataúdes deslustrados.
Vano ha sido ponerle centinelas,
empalizadas de cerezos,
cruces negras entreabiertas y
espadas descuajadas.
Le envié mariposas primaverales,
versos añejos, reliquias autónomas,
trabajos de almaceneros,
coplas salobres y
roces de abejas escapadas.
Ya no tengo palabras ni gavillas aromáticas
para su destino y desazón.
Sigue tras ti tan perdido
como sabueso en muladar y
nada puedo encontrar para ensimismarlo.
Aunque ya he gastado mis preciadas arpas y
el tesoro de pirata audaz,
tú, cual melodía en el jaspe,
sigues incólume y regia en la alta y
desarticulada proa.
¿Qué me espera, entonces?
- Autor: Samuel Santana ( Offline)
- Publicado: 5 de julio de 2016 a las 12:01
- Categoría: Amor
- Lecturas: 130
- Usuarios favoritos de este poema: Urquiza, Beatriz Blanca
Comentarios1
Me ha agradado mucho la forma de expresar los sentimientos de un corazón desolado. Bella manera de escribir.
Afectuosos saludos.
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