Fe, fe mía
¿por qué no me advertiste
que habían tantos perversos
vestidos de santos en el atrio?
¡Oh!
Cuánto daño me hizo la ingenuidad.
Habría sido roca bajo lluvia y
jamás te habría culpado de indiferencia.
Hubiera tenido intuición,
sabiduría y, sobre todo,
coraje para no derramar
estas lágrimas salobres.
- Autor: Samuel Santana ( Offline)
- Publicado: 9 de julio de 2016 a las 13:30
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 62
- Usuarios favoritos de este poema: Rosalways
Comentarios2
La fe lo fortalece todo, Saludos
El dolor no debe dejarnos sin fe, ante cualquier adversidad no se debe quebrar la fe.
¡¡Un gusto leerte Samuel !!
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