Miraba ascender el humo del cigarrillo
ondulándose hasta el techo de la habitación;
recordé mi vida, vacía y sin sentido,
tras fijar la mirada en un punto perdido
ubicado enfrente de donde estaba yo.
Inundado de imágenes, los recuerdos
se sucedían sin poder hacer ya nada:
un pasado que habiéndose ido ha vuelto.
Nervioso, muy cansado y demasiado inquieto
todo volvíase negro en la desesperanza
impresa en mi semblante, que se debatía
nostálgico entre sonrisas y lágrimas,
dolor y consuelo, la muerte y la vida...
¡Oh, sí! Recuerdos que escuchaba y percibía,
los olía incluso y con las manos tocaba.
Observé que una luz atraía mi cuerpo
rodeándome de una calma y de un sosiego
insospechados que me hacía más ligero,
buscábame; entonces oí en el silencio
unos murmullos que lo rompieron: “Ha muerto”.
Supe así que mi vida había transcurrido
por entre el océano de un inmenso fuego,
en la dulce calma del mar embravecido
sin tregua, entre el ensordecedor sonido
silencioso que desde siempre me ha cubierto.
Intenté encontrar el sentido de mi vida
mas es ahora cuando comprendo lo que fui:
inútiles sueños y esperanzas vacías
sin color para un mundo al que nunca pertenecí.
Comentarios2
La descripción real de mi vida.
Maravillosa inspiración.
Gracias.
Precioso
Gracias.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.