El caminante de la tercera vigilia

Samuel Santana

Hora de saetas asesinas.

Hora de terror.

Desde profundos desiertos y

 pantanos avanzan pasos

 de hordas siniestras.

Lucifer,

¿por qué te empecinas en recorrer

 la tierra por su lado oscuro?

¿Qué misterio te impulsa?

Si  encontrarte conmigo buscas,

 te conmino a hacerlo sin aspavientos.

Detesto lo nauseabundo

 del azufre y toda parafernalia.

Conmigo abandona el antropomorfismo

 de cuernos, pezuñas, lánguidas manos,

figuración en cabra, ancianidad en rostro y

  atuendo de escandalizada escarlata.

¿Qué puedes con esto infundir a mi carne?

Tu poder se alimenta de humana debilidad.

Más yo he subyugado

 concupiscencias y carnalidad al espíritu

con regìa abstinencia a lo vil y bajo.

Te hago saber que abracè

invulnerabilidad contra ambicion a poder,

a tesoro y  tentaciones

 voluptuosas en alcobas secretas y perfumadas.

Incautos borrachines abandonan garitos y

 lupanares para deambular por calles

 solitarias como valle de  muerte.

Tropiezan con violadores de tumbas y

 adoradores de tinieblas y aquelarres.

En sus rostros,

el viento frio araña y arrastra el espanto.

Hay lamentos de perros distantes y

 miradas incandescentes tras rejas en nieblas.

Tiempo de angustia, pestilencia,

plagas, males, calamidad,

lanzas envenenadas, terremotos

 e incendio en míseras techumbres de obreros.

Aunque mortal,

vivo iluminado por verdades reveladas.

Espíritu del abismo,

 pasa de mí con tus incautos invasores.

 Estoy en defensa de castillo y

 de fuertes alas protectoras.

 

 

 

 

 

  • Autor: Samuel Santana (Offline Offline)
  • Publicado: 25 de julio de 2016 a las 15:37
  • Comentario del autor sobre el poema: No es para infundir temor. Todo lo contrario: quitar fuerza a la percepción sobre un espíritu que muchos creen ser indetenible en sus andanzas perversas. Lease el Salmo 91
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 39
  • Usuarios favoritos de este poema: nelida moni
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Comentarios +

Comentarios1

  • Miriam Inés Bocchio

    Amigo,la verdad que da miedo!!!
    Un placer leerte.
    Cariños de Inesita

    • Samuel Santana

      No debería ser, Inès. Como siempre, un abrazo para ti



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