A Plutarco Pérez Guglietta.
Y viste aquella tarde,
las blancas flores descender lentamente
desde lo alto de aquel frondoso árbol.
Observaste como caían al río
y en danzante ritual
te escribieron secretos.
Del sol se hizo hermana tu risa.
Oh! tu abrazo sincero
añorado consuelo.
Coronaste tus sueños
sin perder la ternura.
¿Cómo no recordarte?
si todos somos tu...
- Autor: Pescador (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de agosto de 2016 a las 21:00
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 61
- Usuarios favoritos de este poema: Edmundo Rodriguez, un poeta lirico
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