Apenas un murmullo en la distancia
dejóse oír por el camino de piedra,
y mustia se eleva ya, la hiedra,
por la pared que se alza con prestancia.
Los geranios que acompañan el camino
van, sobriamente, adornando el duelo,
arrastrando sus tristezas por el suelo,
aceptando, mansamente, el cruel destino.
Y mientras una leve brisa, apenas,
aromando va, de rosas, el sendero,
brotes nuevos se asoman del cantero
verde savia que despunta por sus venas.
Pero el suelo enmohecido te despide,
desterrando, para siempre, la esperanza,
y ha de ser la oscura mata, que se afianza,
la que de tu vuelta en raíces, hoy, te prive.
Aniquilada la vida en un instante,
derramada su sangre en un baldío,
muerto está el corazón que ha sido mío,
y cegada su mirada fulgurante.
No es el cristal más frágil que la piedra,
porque quisiera, yo, romperlo y liberarte,
más es la muerte la que pugna por diezmarte,
arrojándome a esta angustia que me quiebra.
Te digo adiós, mientras la tierra herida
se desmorona sobre tu recuerdo.
Es más que amor lo que, en el duelo, pierdo,
pues con tu amor, también, se va mi vida.
María Elena García Giraldo (Derechos Reservados)
- Autor: Benkiju (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de agosto de 2016 a las 00:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 48
- Usuarios favoritos de este poema: LunaDeHielo
Comentarios2
tan fulminante son tus letras como el suspiro último del adios...
me encanta...
¡Muchísimas gracias, Alfonso, eres muy gentil conmigo y mi poema!
Un cálido abrazo para ti.
gracias... mucho éxito
Es un canto bellísimo de despedida a ese alguien que se ama. Escribes estupendamente bien, es más diría que eres una eximia poetisa. ¡Mis felicitaciones!
Mil gracias, Beatriz Blanca, pero apenas aprendo día a día.
Son más bellas tus palabras que sonrojan a mi alma.
Estoy muy honrada por tu visita.
Un enorme y cálido abrazo.
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