Ella pensaba sin ver. Ahora veía sin pensar. El enigma era una ausencia, pero su espejo siempre le devolvía una presencia. Las deficiencias de su pensamiento, eran un deslizamiento certero de su razón. Se le ausentaba la impresencia ausente de la presencia : <¡El mundo, no está!>
- Autor: 3nriqu3 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de agosto de 2016 a las 10:37
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 44
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