VIDA, DESPUÉS DE LA MUERTE

Rafael Merida Cruz-Lascano

 

"Odiseo" Poema homérico

 

 

I     "Muerte"

 

Un día tranquilo y tras la tarea buena,

camino solitario y satisfecho,

voy camino  al hogar pues honor he hecho

a mi himno... fuera de mística pena.

 

Atenea  la diosa del trabajo había guiado mis manos laboriosas durante todo el día.

Mi frente derramando gotas de sudor demostraban lo encomioso de la labor y la ropa húmeda lo confirmaba.

 

Dentro de las cosas desagradables que las labores de administración una compañía constructora obliga, está  el de tener que despedir  al trabajador incompetente  o desobligado. Y ese día no había sido diferente a otros  y con dolor de mi corazón tuve que despedir  a un obrero que abusando de la amistad que le brindé, le servía para no cumplir con sus obligaciones.

 

  Así que le dije, Óyeme  Julio  no solamente con mucha frecuencia vienes tarde sino que  no quieres cumplir con el trabajo que se te encomienda buscando siempre lo más sencillo y desobedeciendo las ordenes de tu jefe de grupo,  y como no quiero que seas el ejemplo para la indisciplina, te ruego pases a mi oficina que te daré tu liquidación; El no desobedeció, fue a la oficina, recogió su poquito dinero y se fue no sin antes dejar muchas maldiciones por la injusticia de no permitírsele llegar tarde y de hace solamente los trabajos sencillos…

 

Me retiro a recrearme el la frescura de la ducha y luego de dejar la ropa sudorosa  dispóngame a vestir las limpias y frescas prendas con la cuales  regresará al hogar en donde mi dulce y sufrida esposa siempre me espera. Como un águila que en el nido cuida a sus polluelos y con todo el nido cuidadosamente mullido espera que el macho llegue.

 

Pero antes paso a reunirme con unos compañeros de letras que ansiosos de conocer a las musas del parnaso  y es allí que vemos cómo es que nuestro firmamento se ilumina al ver que del cielo baja una nube densa y al ir  tomando tierra se va formando la silueta de una mujer de singular belleza, como nunca un humano ha visto. ¿Y como no?, si es la mismísima Minerva, la diosa de la literatura que llega hasta nosotros y viendo nuestra inquietud nos dice.

Jóvenes arcanos, me llena de gusto el que se reúnan  para honrar mi nombre y no puedo dejar que mi  hermana la Modestia  no dé a ustedes el regalo, que los dioses tienen para quienes honran mi nombre, así es pues que en nombre del Eterno creador y  Señor, entrego a cada uno de ustedes este signo  al que en  Parnaso le llamamos Inspiración.

 

Y habiendo dicho esto de igual manera que llegó de la misma forma se retiro pero a cada uno nos dejó el más grande regalo que a cualquier humano se le hubiera dado.

 

Estuvimos en  el ágora (reunión)  alrededor de una hora y media  en la cual cada uno de los participantes expuso a la crítica hacia  alguna de sus composiciones…

 

 

 

"OH PATRIA CAMPESINA"

¿En dónde están mis aldeas

en dónde está mi gente,

dónde soldado valiente

p’defender las estrellas?

 

Abandonó su terruño

Su querencia y su todo

Sus lagrimas hacen lodo,

Odia la sangre en su puño.

 

Ya se fue a la montaña

Arrastrando a su mujer,

No tiene donde escoger

O le cae la guadaña.

 

¡Grave su encrucijada!

Su mujer es primero:

Si no es por guerrillero

Es por soldado, violada.

 

No tiene suerte mejor

Y nadie que lo guarde,

¡Si huye es un gran cobarde!

"Y si ayuda es un gran traidor"

.

y ya los naranjos de la tarde se marchitaban y cada uno de los participantes despidiéndonos con efusivos apretones de manos fue tomando cada uno su destino.

Pero como siempre, hay alguien a quien se toma como un compañero más afín, Juan , el mayor del grupo, un hombre de edad  que dominaba  el dialecto Dariano, el que criticaba con mas ahínco, el que se rescribiera sin exponer la poesía culterana, pues para mi buen amigo Juan  el escribir sin preceptiva era el pecado mas grabe que se pudiera cometer. Así es pues que por lo general, después de asistir a la reunión  nos  dirigíamos a una cafetería en donde al calor de una cuantas copas nos regalábamos el

placer  del diálogo poético.  Algunas veces ese placer se llevaba más tiempo del esperado pues al hablar de cosas agradables al oído el tiempo se hace corto y mas, si el servicio que las bellas jovencitas  se personaliza y al cliente se le brinda la atención y amistad mas allá de la solo  atención al cliente.

 

Este día en particular había sido  diferente, pues dos de mis poemas fueron no solamente ovacionados sino que discutidos por haber tocado temas  delicados.  Se ha generalizado en nuestra sociedad que cuando se critica a algún político o a una actitud de los gobernantes,  el ciudadano firma automáticamente su  pasaje al mas profundo estigio, un boleto misterioso, que no tienen cara y mucho menos fecha de retorno.

Por lo mismo ese día el "festejos fue doble" primero recreamos uno momentos en un bar, en donde  la administradora (siendo la mujer de un policía) a todas luces y en forma abiertamente directa  quería entablar de alguna manera, relación con

el  poeta  ese día galardonado. Así como un ave real, extiende su plumaje y esparce eróticos graznidos alrededor del macho, contoneándose para ser vista, hasta acercarse al aparejamiento amoroso.

 

Para luego irnos al lugar de siempre. Ya estrada la noche cada unos de "los ALEROS" tomó su camino al hogar con la satisfacción  de haber llevado a cavo  una labor  con dignidad, de haber descollado  en el helénico

gusto  con  los  poetas,   neófitos algunos y otros con su literatura ya bien calificada , el haber dado gusto a los placeres del mundo  y emprender el retiro al hogar.-

 

Entrada la noche y de la sombra,

un rayo de luz, veo, y con el batallo,

a su trueno duermo en mortal desmayo

y al rodar -la banqueta- fue mi alfombra.

 

Átropos guiaba mi regreso a casa, yo me sentía envuelto en una nube de falso orgullo que ponía un velo a mis ojos  y no podía medir la impudencia  de estar fuera del hogar en altas horas de la noche, en una ciudad en donde no hay seguridad.

llegaba a mi destino en los brazos de Euterpe, la diosa de la música y que traicioneramente se fue quedando detrás de mí hasta que en un sobresalto veo un estrenuo rayo de luz-

Tan estruendoso  como cuando las olas del rencoroso ponto impelidos por el céfiro, braman con doloroso grito al romperse en la rocosa playa. A  la vez que todo mi cuerpo se estremecía  en los brazos de la Parca. y por mas que quise sobreponerme fui perdiendo fuerza. Así como un águila en las alturas, ve a un insignificante ratón en la pradera y se dirige a el en un vuelo hacia abajo directo, definido, y vertiginoso.

Así me hundí en un calígine  suspiro y una nube fue cubriendo de oscuridad mis sentidos hasta que.  De la misma manera que un sauce baja su ramas por el peso de sus hojas, con suavidad, benevolente, dejándose acurrucar al arrullo del viento.

Mi cuerpo apoyado a una pared de espaldas, se fue deslizando lentamente, como una hoja de papel que caprichosamente se desliza en donde no hay viento, hasta llegar a quedar sentado en la banqueta en

donde Cloto (la hilandera de la vida) me hizo ver que mi destino había llegado a su hora y extendiéndome su mano derecha  en la que sostenía el principio de una borla  y en la izquierda la madeja de la vida  me dijo: Toma mi mano y recorre todo tu destino. Diciendo esto. Tal como cuando estamos viendo una película vi mi pasado  sin perder una sola etapa por insignificante que hubiese sido, lo mismo vi mi presente y cuando ya me disponía a ver el futuro, dejándome probar la amargura de la muerte ,   se apagó mi tea.

 

Me sumerjo en desgarrador instante

oyendo liras entre efluvio brisa

como una transparencia veo delante.

 

 Y en viendo esto Láquesis (la distribuidora de la suerte) no me hablo, sino que hizo  llegar hasta el Olimpo sus ruegos mas ardientes y le pide a Palas Minerva que no me dejes a la deriva pues ya antes me tenía entre sus hijos adoptivos. Minerva asintió y colocando una nube  que envolvió sobre mi cuerpo lo tomó y traslado hasta las mismas puertas de mi hogar.

La Esposa dulce, la que no descansa con tranquilidad si no esta toda la familia reunida.

Como una gallina que bajo sus alas protege a todos sus pollitos y cacarea constantemente sin alguno no llega.

La esposa que vela el regreso de su amado para ir a su encuentro. Oye un ruido solamente perceptible por un sexto sentido, sale, ve al esposo  en la banqueta, toma el cuerpo ya inerte y lo deposita en la mesa de centro de su sala . Se pone a orar y eleva sus más sinceros ruegos al Todopoderoso.

 

Se fue borrando, apagando mí riza,

ya sin plegarias, me abrazó la muerte,

aspiró profundo... y se fue indecisa.

 

II     Vida

 

¡Un disparo en el corazón! - ya es mío-

dice la muerte... y vio que le cubrían

velaron, sollozaron, no dormían.

pero no dejaron el cuerpo frío.

 

Cloto y Láquesis entablaban fiera discusión, la primera esgrimía  el criterio de que los dioses ya tenían mi nombre en el libro del destino y   estaba escrito con sangre indeleble.

La segunda con firmeza sostuvo que respetando el designio del ser superior, aceptaría su última resolución pero eso no le quitaba el derecho que como diosa tenía de procurar enderezar ese malogrado destino. Antes de yo ver mi propia diapositiva, vi como un arma apuntaba hacia mi pecho, todo fue tan rápido que

el ver el fogonazo no pude ni siquiera moverme, un plomo penetro en dirección  exacta hacia el corazón. Como cuando del árbol, se desprende, por el ábrego,  una hoja ya seca y por su poco peso cae lentamente hasta reposar en el polvoriento suelo. Pero con el permiso que el creador da a los humanos aun pude expresar

¡Dios mío, perdóname !

Así dije. Fui oído y el Supremo envío a su hijo predilecto de entre todos los santos que hay en el cielo "San Francisco de Asís" quién atendió presuroso las ordenes del creador y señor de todas las cosas  dirigió su vista hacia el plomo  y muy estoico dio un soplo para  cambiar el rumbo del disparo.

El proyectil primero quemó  la ropa,  luego rompiendo la piel como que si se tratara de un cuchillo que se incrusta en el agua, rompió la octava costilla, dio un beso al corazón y perforo el pleura  que se fue inundando de sangre hasta ahogar la existencia.

.

Lo demás ya está dicho.

 

Los cuatro cirios no encendieron su luz

cuando el rígido cuerpo recibieron;

¡Ya falleció! dicen quienes le vieron,

que con ojos fijos, miraba la cruz.

 

Fueron diecisiete días los que un cuerpo inerte estuvo en capilla ardiente, el Hades me esperaba inquieto y ya reclamaba el alma que allí debería purgar su paso por el mundo terreno.

Las personas que le querían y debido a los muchos días  de gravedad ya solamente esperaban que les fuera entregado el cadáver.

Fueron las oraciones de la esposa las que doblegaron la furia de Cloto y esta cuchicheando sabias palabras se retiró al olímpico.

Apenas y después de toda una vida mis ojos parpadeaban nuevamente. Como cuando en los azafranados reflejos matutinos  van  rompiendo la parte intima de Apolo.

Y al costado de mi inerte cuerpo estaba sentada y con una sonrisa Átropos  (la inexorable)  guardando en su bellísima túnica toda de plata y bordada con mil borlas de oro, las tijeras de la vida, ya que obedeciendo  las órdenes de Júpiter  anunciaba que se había decidido mi nuevo destino.

 

Diecisiete días en capilla ardiente

¡Vi de nuevo!  la risa de los míos,

¿Si creo en los milagros?,  no pregunte.

 

Euterpe  dejaba escapar lo mejor de los sonidos celestiales pues como deidad  se permitía  amenizar a todo el firmamento. Con el beneplácito de Neptuno, las cincuenta nereidas hijas de Nereo emergieron del mar, los lagos y  los ríos;  y de las arboledas, fuentes, bosques, praderas, todos los espíritus de la naturaleza,

 las más garridas ninfas. Ya en mi retorno, de la lúgubre muerte,  a la vida, me vuelo a Dios, padre de todos los dioses, Señor de todos los señores  y derramando abundantes y sinceras lágrimas, el devolverme el espíritu, alma y cuerpo convirtiendo la blanquecina palidez de mi rostro  retornando a mi color Maya-Cakchiquel, para que  en compañía de Plutón el dios de las fuentes  himnodar al creador en agradecimiento de la nueva vida de este humilde mortal. 

 

Con la calma imprecisa de los ríos,

ligera, leve, voluble, se siente

la vida,   retornar de mis desvíos.

 

 

Dr. Rafael Mérida Cruz-Lascano

“Hombre de Maíz,2009”

Guatemala, C. A.

 

 

Léxico

 Estigio       Profundidades infernales.

Aleros        Compañeros de copas.

Ágora;        reunión

Atenea ;     Diosa del trabajo y de las artes

Átropos ;   la muerte

Parca:        muerte

calígine:    oscuro

Tea:           antorcha

Hades:       Purgatorio

Apolo :       Dios del sol

Neptuno:    Dios del mar.

Átropos:     La inexorable

Euterpe:     la diosa de la música

Nereidas:   Ninfas del mar, lagos y ríos.

Ninfas:       Divinidades menores de las arboledas, fuentes, bosques, prados,

Garridas:   Galanas, Bellas, Preciosas.

Plutón:       Dios del mas y de las fuentes.

Ábrego       Viento sudoeste.

 Himnodar Cantar himnos.

 =

  • Autor: Rafael Mérida Cruz-Lascano (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 19 de agosto de 2016 a las 00:56
  • Comentario del autor sobre el poema: La poesía homérica era oral y, probablemente, estaba todavía viva (en fase de creación y recreación) en época del propio Homero. Partiendo de esta hipótesis, Milman Parry, estudioso norteamericano de educación francesa, estableció su teoría de la composición oral y formular de la poesía épica antigua. En realidad, Parry había estudiado ya en su tesis doctoral el mundo de los epítetos homéricos, y había establecido que muchos de ellos se repetían constantemente en el texto, con el firme objetivo de facilitar el trabajo del aedo, que podía así aprenderse de memoria una buena cantidad de ellos y utilizarlos a su antojo, mezclándolos en el texto cuando le parecía adecuado. En realidad, tener en la cabeza un repertorio de fórmulas facilitaba también el trabajo memorístico y, con toda seguridad, daba a los aedos tiempo para recordar los pasajes que pretendían narrar.
  • Categoría: Fantástico
  • Lecturas: 73
  • Usuarios favoritos de este poema: un poeta lirico
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