¡Cuánto te quise Isabel!,
Viviste como una flor alegre
entre los cardos salvajes y las rocas,
Y en medio de un desierto extraño,
Me dabas la mano en silencio,
Me hablabas de cuentos alados,
Para nunca separar los caminos.
Fuimos diferentes pero iguales,
Yo era tu todo en silencio
Y tú eras la musa en mi destino.
¡Compartíamos tanta alegría!,
Por las tardes solos en la mesa,
Un té, un pan, algunas galletas,
Que sencillos éramos los dos,
Que quimeras tejimos esas tardes,
Largas tardes que rápido se iban,
Para dejarme bajo las farolas del camino.
Y cuando tus manos se volvieron frías,
Se congelo mi alma en un invierno eterno,
Y un frio viento en mis espaldas
Me alcanzo en una triste poesía,
Mientras una copa de hiel amarga
Dejaba el gusto de la muerte en mi alma vacía.
Te desgarró sin piedad de mis manos,
Y yo sólo te vi partir por esa senda,
Las flores se volvieron mustio llanto,
Al no poder tenerte nuevamente
Y no lloré ocultando mi angustia,
Para no dejar la pena en tanta gente.
Tú te fuiste y yo quede tan solo,
Quede con mi guitarra que lloraba,
Y con mis poemas escritos con sangre y cal,
Quede en un cuarto oscuro desvelado,
Esperando tus labios nuevamente me besaran,
Bajo los arreboles encendidos del verano,
Con sabor a tu dulzura y sal.
Leandro
Derechos Reservados
2016
- Autor: Leandro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de agosto de 2016 a las 00:53
- Comentario del autor sobre el poema: Para Isabel Gonzalez, 1973-1989
- Categoría: Amor
- Lecturas: 70
- Usuarios favoritos de este poema: el poeta del abismo
Comentarios2
Es un psicodelico poema a mi lectura.
Reciba mis saludos de amistad.
Poetaclandetino, una belleza de poema aun en la tristeza de tus letras...enhorabuena
saludos
elena
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