Negrita, mi ñañis...

Un año que a veces se hace perpetuo y otras veces parece el instante de un "hasta mañana"...
Todavía sigo llorando cada vez que me doy cuenta de que ya no me contestarás...

¡Cuántas cosas nos arrebató la maldita muerte Negrita!:
ese abrazo apretujado...
sentirte en mi regazo como hija hermana mamá...
inspirar el olor de familia al estar tan cerquita de tu mirada...
llorar de alegría y de risa en tu cara...
¡Ay Dios ñañita!
Debo sentirme orgullosa de haberme cruzado en tu camino y saberme instalada en tu alma eterna, como tú lo estás en la mía,
arropada y descansando en mi corazón...

Cuando partiste, un coro de poetas y amigos cantaron nanas con sus versos y te bendijeron con sus lágrimas de "hasta siempre"...

Hoy, casualmente, ¡SÍ, HOY!, a un año de tu "huída" tan inesperada escuché este poema que me sirve a mí, como consuelo:

Cuando yo me muera
da todo tu amor a los niños
Si quieres llorar,
llora por tus hermanos, que son los que caminan junto a ti,
y dales lo que les tengas que dar...
Y no te olvides de buscarme entre la gente que conocí,
y la gente que amé...
Y si no me olvidas,
y si no puedes vivir sin mí,
déjame vivir en tus ojos,
en tu corazón...
El amor nunca muere,
aunque las personas lo hagan.
Y cuando lo único que quede de mi sea el amor,
regálame con quien más lo necesite...

¡¡TE EXTRAÑO DEMASIADO MI ÑAÑITA!!