Proemio de la Natura.-

Es la tierra mayor, Maljut, la madre de esos entes llamados, seres
humanos, corona deshojada por las feroces garras de la codicia.
Visionarios fueron aquellos que mantuvieron silencio, velaron y
cuidaron a sus muertos, en las cercanías del fuego rojo que mató.
Todo se volvió polvo, ceniza blanca y oscura, cómo es el desecho.
Energía de la naturaleza, cuando se hace día y noche, para pervivir.

!Ofrendar y honrar la vida, es el fin de los pobladores de este plano!

Los espejos de los lagos resplandecen en círculos concéntricos y son movidos

por el aire, los peces, las piedritas que arrojan los terrenos.
Traviesos son, cuando juegan en su arbitrio zanjando la paz de las aguas.
La tierra pide abono, agua, amor y respeto en la siembras del futuro.
Las montañas claman por el cielo y su cercanía las hace invencibles.
Los volcanes de la sabiduría erguidos buscan los horizontes del humo.

!Los rastros de los genuinos, marcan las sendas de la vida natural y pura!

Vuelos de águila y de cóndor; flamean en las alas del hermoso colibrí
Nada ha logrado envejecer el paso de las liebres, que huyen del ruido.
En las puertas del otro cielo, al pie de las serranías, bailan libres las hojas.
La rapiña toma su reposo y se impone el equilibrio sagrado del Chamán.

!Los truenos ocupan su lugar en el sitial del ruido, que espanta a la lluvia!

El fuego irredento, evita recorrer las laderas para jurar el triunfo de la sequía.
El techo que se ocupa con la luna, donde titilan las estrellas, oscurece a su paso.
Las nubes cargadas de chubascos, bailan al son de las siembras y esperan riego.
Alfombras de colores son las minas, que doradas, gestan sus tesoros en metal.
Acaricia los espacios estelares, la simbología del naciente mundo, que crece al amparo de la cúpula y se pierde en el espacio infinito donde moran las hadas.
Crepúsculo de las cavernas que ocultan las verdades de las sombras y las luces.

¡En el trance del eterno renacer y muerte, bailan los hombres su danza sagrada,

mientras, la sabia mujer, despliega sus dones a favor de la vida eterna!

Raiza N. Jiménez/

Derechos Reservados