Volví a golpear la puerta, esta ocasión a la altura del piso veintiuno,
espero no añejar antes de continuar la jornada.
Admiro su valentía y grandesa mi querida reina,
un rey a tus pies jamás necesitaste.
Otorgaste el alma para cosechar tus frutos honorosamente.
Fiel, confiada y discreta resistes la franquesa...
suelen las lluvias humedecer mi rostro.
He crecido en alma, cuerpo y espíritu esperando con ansias conocer al rey posterior a esa puerta,
obteniendo a cambio paz en mi tormento de una vez y por todas.
- Autor: Jonathan Caban ( Offline)
- Publicado: 31 de agosto de 2016 a las 12:53
- Categoría: Carta
- Lecturas: 29
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Lita_81, Jonathan Caban
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