Las cosas no tenían nombre y fueron todas llamadas,
allende la mar océano ignoraba que existías;
todo cuanto se movía, fue cobrando pinceladas:
¡me fui dando entonces cuenta, que igual que yo tú vivías!
No sabía qué era noche, mucho menos que había luna,
entonces fui descubriendo, que había tantas maravillas;
y ahora hago el inventario, dueño soy de una fortuna:
¡me bastó el abecedario, dejé de estar en rodillas!
Una vez recuerdo actué, como Alam en teatro,
años después me dí cuenta, que también era mujer;
el mismo nombre llamaba, dos cosas anfiteatro:
¡tanto la lana y la seda, ambas se pueden tejer!
Por mucho tiempo los hombres, no sabían de su entorno,
y mucho menos que niños, difícil era entender;
era apenas para ellos, todo cuanto había un adorno:
¡y poco poquito a poco, les fue llegando el saber!
Nombrar a todos quisiera, en un verso si pudiera,
pero para comprimiros, me basta este corazón;
tampoco quiero apostar, a una simple quimera:
¡porque vosotros sois más, que la más grande ilusión!
Yunque y Hombre de la Rosa, Alam y nelida moni,
dejo constancia que ahora, pronuncio con alborozo;
entonces siento un augurio, igual si fuera un adoni:
¡y en la espesura del bosque, escucho un grande retozo!
La creación se da cita, y puedo darme ya cuenta,
que concurrió la belleza, y me dejó la lección;
también me queda constancia, que la lucidez aumenta:
¡y todo cuanto percibo, creo es una bendición!
Puedo declarar seguro, que todo es una ganancia,
nada gratuito tenemos, Dios desde el Cielo lo envió;
jamás apruebo el orgullo, mucho menos la arrogancia:
¡decidme entonces vosotros: ¿quién fue quien nos redimió?!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino
- Autor: Condorandino (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de septiembre de 2016 a las 00:29
- Comentario del autor sobre el poema: Muchísimos años antes de que las cosas fuera nombradas, los hombres se entendían guturalmente. La lengua fue cobrando vida y con ella las cosas adquirieron identidad y personalidad.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 39
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