Pura enfermedad.

Que si bien estamos de acuerdo en que el amor es una enfermedad, tú me tienes a punto de morir, que si aún no he muerto es porque al mismo tiempo tú eres lo que me hace respirar. Recargas mis pulmones con el oxígeno que me proporcionan tus besos y cargas de electricidad todas las células de mi cuerpo al roce con el tuyo para reanimar un corazón que creí dormido. Ahora es como una droga. Necesito esas pequeñas dosis de electricidad estática que me erizan la piel al contemplar tus ojos. Que produzco chispas de placer con cualquier sonido que emane de tus cuerdas vocales, esas que quiero tocar para hacer la melodía que nos duerma por las noches como si fuésemos dos niños necesitados de una nana, pues de otra forma me quedaría en vela una y mil noches mirándote, mirándome en tus ojos. Que necesito esa pizca de cafeína que desprendes y que tiene hipnotizados todos los rincones de mi habitación. Y ya no sé si te echa de menos más mi almohada que yo, porque se empeña en atrapar tu olor para hacerme sufrir las noches en que no estás. Y en el fondo se lo agradezco, pues yo no sería capaz de captar tu olor de la misma forma que lo hace mi cama para que en tu ausencia yo quede en trance olisqueando las sábanas que horas atrás te abrazaban la piel. Y ese querido vaso tuyo al que besas en las mañanas, tuyo, sí, todo tuyo, pues hasta él ha querido proclamarte su propiedad y como yo, espera impaciente los fines de semana para que lo toques y poses de nuevo tus labios en él. Si es que la casa entera nota tu ausencia. Yo noto que faltas, que faltan tus gestos,  tus manos, tus ojos, tus besos y tus versos, versos que me abstraen, besos que me distraen, y tú, faltas entero tú.
Y sí, el amor es una enfermedad mental que deja en trance al que le ofrece un hogar en su pecho y aún más en su mente. Así que puedes decir que estoy loca, pero que manera más dulce de estarlo, si en el mundo de locura que ha construido en mi cabeza te encuentras TÚ.

"Mis reflexiones de sofá"