¡ A H I !

Quiero perderte en mi soledad,

¡Ahí! Donde el recuerdo es dolor

Y la angustia placer, ¡ahí!

Donde todo se vuelve silencio.

¡Ahí! Donde busco respuestas sin encontrarlas,

Donde todo es confuso, contradicción,

¡Ahí! Donde te llamo, donde te lloro,

Donde clamo, donde todo se vuelve silencio.

Quiero borrar tu recuerdo en mi desierto,

¡Ahí! Donde tú lo llenaste de oasis,

Donde nació este amor que me volvió a la vida,

¡Ahí! Donde tú te volviste silencio.

¡Ahí! Donde te escucho sin oírte,

Donde te vuelves bruma, espejismo,

Donde brotas como el agua y calmas mi sed de ti,

¡Ahí! Donde todo se vuelve silencio.

¡Ahí! Donde quiero olvidar sin olvidarte,

Donde el canto de las aves me recuerdan

 las mañanas tibias cuajadas de rocío,

¡Ahí! Donde todo se vuelve silencio.

¡Ahí! Donde se agolpan los momentos

En que tu compañía placentera yo vivía,

Donde sentí miedo de amarte,

Donde todo se volvió silencio.

Ahí donde el clamor no se escucha,

Donde a gritos te llamaba,

Donde mi amor yo te daba,

Donde tu miedo de amar yo sentía,

Donde llore como un niño

Sintiendo tu desamor,

¡Ahí! Donde forjaba los sueños

Que me mantenían con vida

Donde mi vida te daba,

¡Ahí! donde todo se acaba,

Donde el vivir se termina

Por causa de tu desdén,

¡AHÍ! ¡AHÏ!...  Me  volví  silencio.

Y en el silencio se escucho la voz de mi Señor:

Es su voz como el remanso tranquilo

Donde los peces juguetean,

Firme como basalto,

Acariciante como el dulce beso

Que de niño mi madre me brindaba.

Se escucho susurrante, suave,

 Y me dijo así:

Donde está el hombre que se sentía tan firme?

Donde está aquel que no se conmovía

Ante una pasión abrasadora?

Acaso creíste que nunca  te alcanzaría,

Que nunca sentirías en tu corazón

La pasión de un amor que no te pertenece?

Y doblegarte ante el en el mas humillante

De los dolores? La indiferencia?

Eres soberbio si así piensas.

La tentación a todos toca

Y te toco a ti, pobre hijo mío,

Que iluso eres, me dijo.

Nadie está exento,

Solo depende de ti el superarlo,

Reconoce tu debilidad y supéralo,

Con fe y firmeza Lo lograras,

 ¡estoy contigo!

Jamás abandono a nadie, nunca lo hago;

Te diré una cosa:

Donde crees que estaba en el momento de tu aflicción?

Tú  dices que ilumine a tu hijo,

Entonces, ¿porque dudas de mi presencia?

Con el estaba, y contigo, solo esperaba

Que  me llamaras, sabia que lo harías.

Así pues, aquí estoy, nunca estas solo,

Quien piensas que te inspira?

Que te dice lo que escribas, lo que hables,

Crees acaso que tú tienes tanta inteligencia como para eso?

Presumido, prepotente, fatuo,…

Que otras palabras existen para decir soberbio?

Porque eso eres, ¡soberbio!

Callo su voz… seguí silente,

En mi mente no había nada y nada dije,

Solo lágrimas rodaron por mi rostro

Y de hinojos caí; humillado, dolido,

Arrepentido y contrito.

Pedí perdón reconociendo mi bajeza,

Y ya postrado, mis ojos se secaron,

Sentí en mi interior una paz que llenaba mi alma,

Que, ¡AHÍ! comprendí de DIOS, su grandeza,

Y entendí que DIOS,

 ¡ES EL A M O R!

                                                                                                                                                                                                 Ignacio Espínola carrillo