Traes atado a tu cabello de espuma
el rojizo fresco de las tardes,
los colores verde y plata de los pinos,
las sinuosas curvas del paisaje,
y los segundos, que distantes de mis manos
se van pegando a tu ropa,
como marcas indelebles de la espera.
Llegas, y las bocas comienzan a dibujar los besos,
a cantarlos en medio de las bocanadas de oxígeno,
saltando entre jadeos y sorpresas,
que se escurren por los tejados de los labios,
ambiciosos de la libertad de los sentidos.
Se nos vuelan las ropas como aves migratorias,
y la piel se abre como un libro en blanco,
para que los dedos, escurriéndose
en pertinaz llovizna inagotable la tapicen de rosadas caricias,
recorriendo cada punto cardinal de los deseos.
Y luego, nos abandonamos, olvidados de nosotros mismos,
somos dos olas que circundan el océano,
impregnándonos de sal y minerales,
compartiéndonos el olor del mar y sus bramidos,
mientras, las nubes nos observan
con sus ojos inmensos de algodón y agua.
El sol se pierde dentro del cielo que lo abraza,
los últimos colores se tornan delgados y grises,
nuestros cuerpos retornan lentos de su viaje,
sin querer hacerlo, pero felices de su travesía entre corales.
Mis ojos después se cuelgan de tu espalda que se marcha llorando,
y los segundos comienzan otra vez a sujetar tu ropa,
contándose a sí mismos para mañana hacerte regresar.
- Autor: A. Martinez ( Offline)
- Publicado: 13 de septiembre de 2016 a las 11:02
- Categoría: Amor
- Lecturas: 54
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., LUIS ADONAY VENEGAS LEYTON
Comentarios2
Hermoso y profundo poema de amor y naturaleza.
Gracias por compartirlo.
Purenino
Buenos dias. Gracias por leer y comentar.
Que delicia son estas letras. Me han abierto el apetito de querer mas de los mismos. Notable la forma de hacer palpable los sentimientos en cada palabra escrita. Felicitaciones.
Muchas gracias por leer y comentar.
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