De todo el mal que corre por mis venas.
¡Ay…! ¡Qué tristeza pudo darme un niño!
Sus ojos eran tristes, sus melenas
eran como un adiós mortal de guiño.
Sus manos no eran manos, parecían
dos castigos de cristo, que furioso
frota su látigo, en su azul mecían
las cárcavas un río cenagoso.
De él surgían lamentos ondeados,
qué trágico era el brillo de su testa,
de ahí erguían batracios flagelados,
qué dolor tan fiero en su pecho a cuestas.
Yo le he visto...Y fletando lo que aterra.
Oídle: él es un hijo de la guerra.
Derechos reservados de autor
David John Morales Arriola
- Autor: John Morales (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de septiembre de 2016 a las 12:50
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 50
- Usuarios favoritos de este poema: un poeta lirico, nelida moni, Maria Hodunok., Marc Tellez Gonzalez, María C., David Arthur
Comentarios4
Fuertes tus letras John, pero tu maestría en versarlas hace magia.
Todos nos unimos a tus letras, todos sufrimos por esos niños e impotentes...bajamos los brazos.
Felicitaciones.
Siempre que leeo tus verso, profundizo en el contexto del mismo. Y encuentro que cada palabra que ocupas hace que el mismo verso brille más, ya sea por tristeza, amor, desfortuno ira reflexión etc.
No sé si me de a entender, pero siempre me sorprendes y emociona leer tus versos.
Saludos y recibe fuerte abrazo.
Si profundo versar, duro, fuerte, pero cómo dicen mis compañeros y compañeras, magistrales versos dejas poeta.
Un saludo
Tus versos conmovidores son muy buenos John.
Un saludos amigo
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.