Cedros rígidos, eternos
como soles.
Sin vida en minutos.
Metales de infierno
dejaron desiertos.
Tierra encendida, agotada
lecho de afluentes fantasmales,
las estrellas ya no juegan
con el camino de plata.
Delirio de sombras y oasis,
transmuto en serpiente
absorbido por rayos luminosos.
- Autor: chucho (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de septiembre de 2016 a las 09:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
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