Pasó la tarde tormentosa
Y por el día relevada,
En la naciente madrugada
Se disolvió la dolorosa
Ardiente tarde despiadada...
La alba fresca despuntaba,
La alba fría y nublada
Tras el sopor nocturno vino,
La llaga vieja se callaba
Por el error y desatino,
Por la vileza causada,
La llaga vieja se cerraba...
Aquella brasa vespertina
Se extinguió en la divina
Vacía y tranquilizante
Callada hora matutina,
La hora fría y calmante...
- Autor: Ivan Medvedev ( Offline)
- Publicado: 17 de septiembre de 2016 a las 15:32
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 61
- Usuarios favoritos de este poema: pani
Comentarios1
El hombre ante la experiencia mística... que contempla... y espera encontrarse a sí misma... y al propio Dios en su obra... la eterna, y por siempre alabada e irrenunciable naturaleza...
así es
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