Tímpanos de hielo, escuchando el ruido aquel que nos unió en la sima, de las nubes más profundas, no ves cómo las cuerdas de su cuerpo conmueven a las tuyas; empero pasarás callado, agachado como la luna.
Témpanos de fuego, picoteando como azores los temores de tu piel, y entre tus tumbas, párpados de brisa, huracanes abrigados por las olas de tu vida.
Es como una ninfa compartida por dos afluentes, una flor que del cerezo cayó, en medio de dos campos, de dos fuentes.
Y yo observo la melodía de aquella felonía, y entre crespones de otoño, despejo la espiga del retoño, de aquel día.
Cimas y satélites, sus manos bucólicas, su carácter, su temple, oceánides, eólicas, y frutos perennes.
Es como una fragua de cuatro vientos, un relámpago sempiterno, el cielo en el averno.
Jirones de soledad, la misma mujer, los mismos labios, a la vez, una vez, y otra vez.
Ya no nos importa si somos uno, si somos dos, o somos...
- Autor: Poeta Psibernético (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de septiembre de 2016 a las 10:07
- Categoría: Amistad
- Lecturas: 44
- Usuarios favoritos de este poema: .Luz del alba., alma_28
Comentarios3
O son hielo y fuego, luz y sombra, cuando no se sabe pero se siente. Muy buen poema.
Me gustó mucho
Felicitaciones
Gracias Genevieve y Alma, un saludo afectuoso.
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