se expande como un mancha
de vino tinto sobre los manteles
las pieles del alma suturadas
en cicatrices de colores
no somos nada y queremos todo
de aquello que aún no nombramos
desde el vientre tal deseo, pertenece
al deseo ¿y aquél es nuestro?
la falta; mi fundamento
la duda, mi duda, nuestra
compañera insomne y ebria
que a destajo destapa lo desnudo
la duda, mi duda, nuestra
piedra desvinculada a la estructura
diques y miradores marinos, solapan
los golpes, ocultan la espuma en la mirada
vasta esclerótica impoluta, nuestros conductos
reverberan esta contienda milenaria
el drama, la revuelta, la sedición involuntaria
el cambio periódico de ánimo bajo; el péndulo de Newton
tu nombre, dama-juana
tu estela ebria estrella
titilando lunas sobre este espejo-manto
nos desdoblamos del pensamiento mismo
de la percepción sobre tal pensamiento
sobre la percepción de aquella que puede
ser llamada meta-percepción. sin cinta roja
sin aplausos, se cruza. se cruza uno en ella
y se pierde. se tropieza con uno mismo
y lo que partió siendo vana pena
se descubre como materia gloriosa
de reflexiva risa, si uno no llora;
ríe
si uno ríe, los elementos crujen y tiemblan
y la muerte espantada se desvanece
- Autor: Santiago Miranda ( Offline)
- Publicado: 20 de septiembre de 2016 a las 23:01
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 62
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