La experiencia no se compra,
se adquiere con los años,
entre errores y aciertos,
entre alivio y daños.
Sabio es el joven que abre,
de par en par sus oídos,
para escuchar la opinión,
del que tanto ha vivido.
Más sabio aún lo es,
acatar el buen consejo,
que ante adversidad,
le suele obsequiar un viejo
Dos razones para aconsejar,
uno cuando te lo pidan,
dos cuando el peligro,
del otro aseche su vida.
Aconsejar de otra forma,
no tiene mucho sentido,
aunque la intensión sea buena,
resulta en tiempo perdido.
Puede que el aconsejado,
te mire como un intruso,
alguien que sin pedirle,
meterse en su vida dispuso.
J.Moscoso.
Derechos de autor reservados.
José Moscoso Vega.
Costa Rica, Puntarenas, Corredores.
19 de julio 2016
Comentarios1
Muy buena reflexión. Porque a veces nos metemos a redentores y salimos crucificados.
Te mando un abrazo...
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