Aviones sobre-vuelan

Santiago Miranda

Allá van

         tus sueños, amores-deseos gravitados

guarecidos tras las cuevas de tímidos conejos

donde el sol sale a pastar, a veces, desorientado. Aroma

donde fermentan luz las estrellas y almíbar algodonado

 

Allá vas

        Innata. en el ave más inmensa

que te transporta en su vientre indispuesto

al hogar nuevo, la vieja patria, de lo posible

la oportunidad, real y concreta.

 

¿Parirá su hambrienta carga sobre los zodiacales astros?

¿su pata de alambre será rasgada por estrellas negras y su velo capturado?

¿morirán sedientos de ambicia sobre un campo de nubes concentrado?

¿Se estrellarán en el silencio (Ese es mi temor) Tal y cual todos lo haremos?

 

Para ti

        Algodón

                  Los sueños no tienen

                                        tierra solo cielo

                                                       Solo cielo

                                        Ves desde arriba

                  y las referencias contradecidas

        son, ya no

seguras.

 

Toma nota:

         Tú eres el cielo desde la altura

       Ahora, que yo estoy abajo condenado

     Tal cual se leía explícito en las escrituras

   Ahora que tu arriba es espacio muerto

Aquel estático infierno que nos resta, aquí del purgatorio observamos:

  Nuestro centro es tu ombligo sembrado de viñedos

     Nuestro paraíso es tu falda reventando, espuma en

        Nuestro litoral salado, tus piernas-dunas de retiro

 

Mujer de nube, inocencia eterna

 Una masa de harina dispuesta

  En tus manos calientes moldean

    Las plumas del manto estelado

 

El viaje es seguro, lejos de los hombre

Descansas en el lomo de plata del ave

Su canto florece, luz en las ciudades

Al encontrar los rios, lo sabes

las capitales o los dinteles, ríes

extraña entre extraños eres

salvaje oveja descarriada

 

no te vas de este mi invierno crudo

te quedas esperando los veranos

cuando ambos estamos disponibles

para recomponer lo destruido

 

el mismo tiempo del hombre

al mismo hombre en el tiempo

te esfumas en el momento

indicado, con él. Y yo

pisando tiempo me quedo, en el país

marchito, me escribo sobre el futuro

sueño, volver a verte

pero aquí los sueños fueron suspendidos

por los carros y sirenas, todas las diligencias

de este terrestre purgatorio, en el cual soy jurado y testigo

y sobre todo condenado, como todos.

Ver métrica de este poema
  • Autor: Santiago Miranda (Offline Offline)
  • Publicado: 25 de septiembre de 2016 a las 23:57
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 133
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.